Ofrecemos nuestras súplicas
por las necesidades de los pobres,
por las dificultades de los jóvenes,
por los daños de los vencidos,
por la seguridad de los viajeros,
por el alivio y el descanso de los fieles difuntos,
y por los que emprenden viajes peligrosos
para que se mantengan fuertes en las dificultades.
Que la fiebre y cualquier otra dolencia
se alejen de los enfermos,
que la tentación del espíritu del mal
no haga mella en nadie;
que a todos ayude tu consuelo saludable
y les proteja la ayuda del cielo.
R/. Amén.
Porque tú eres la vida de los que viven,
la salud de los enfermos,
y el descanso de todos los fieles difuntos
por todos los siglos de los siglos.
R/. Amén.
(PN, dom V cot.)
La antigua iglesia hispana… mas sabia que una «abuela», rezando certeramente y cariñosamente por lo inmediato…