Días de oración


Oblación del incienso en la adoración eucarística (Benicasim ’22)

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En este quinto día de preparación a la fiesta del Nacimiento de María
recordamos que su celebración se introduce paulatinamente en los libros litúrgicos hispanos:
Liber Misticus (Toledo 35.7; cf. Ferotin, LMS n. 78; Janini, Liber Missarum de Toledo II, 233ss).
En esta fiesta se canta a María
como Virgen de Israel, Hija de Sión, Virgen prudentísima, Torre para el rebaño, etc.
El himno que se propone es A solis ortus (Desde la salida del sol).

Cfr.


GOYA, Natividad de María, en Aula Dei (1774 c.)

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La Cantiga de Santa María, nº 411 (CSM 411)
es presentada por E. Paniagua con esta preciosa introducción:

< Natividad de Santa María, que se celebra el 8 de septiembre.
En treinta estrofas se narra la historia de los padres de la Virgen, Joaquín y Ana,
basándose en el protoevangelio de Santiago,
ya que los evangelistas no hablan del linaje de María.
Con forma de virelai, la frase musical del final del refrán se repite cuatro veces en las estrofas
de un modo obstinado y repetitivo.
Ello hace que el resto de la melodía,
de un gran recorrido en su tesitura y con un complejo ritmo interior,
salte luminosa sin fatigar la escucha.
No obstante, se han introducido recitados en los momentos en los que hablan Joaquín y el ángel,
así como una instrumentación rica para suavizar lo extenso
de la emocionante narración del nacimiento de María>.

AUDICIÓN:

Agradecemos la traducción de este largo y entrañable
texto que nos permite conocer cómo los cristianos
del s. XIII celebraban el Nacimiento de María
en los reinos hispánicos:

Bendito fue el día y bienaventurada la hora
en que la Virgen, Madre de Dios, nació.
1 Sobre este nacimiento habló mucho Isaías
quien, profetizando, dijo que nacería un árbol
de la raíz de Jesse y que tal flor produciría
que sería la morada del Espíritu Santo.
2 También otros muchos profetas profetizaron,
y los evangelistas hablaron sobre esta Señora:
cómo era de gran nobleza y, mucho más, contaron
el linaje de reyes de donde procedía esta honrada Señora.
3 Pero yo os diré de la situación (social) de su padre,
llamado Joaquín, y de su madre, Ana:
Estos repartieron con sensatez cuanto tenían,
de tal modo que de cuanto tenían no les quedó nada.
4 Puesto que Joaquín y Ana tomaron tal acuerdo,
de hacer tres partes de cuanto tenían:
la una, para los pobres, la otra la retuvieron
para sí, la tercera le fue dada al templo.
5 Mientras esta santa pareja así obraba,
Dios acrecentaba todos sus bienes;
pero no les concedía un hijo, por lo que andaba
muy preocupado él; pero mucho más ella
6 Ya que eran considerados como malditos
por las gentes. Por cuyo motivo él -con sus otros parientes-
cogió ofrendas y presentes para llevarlos al templo;
pero Rubén y Simeón le prohibieron la entrada.
7 Estos le dijeron: «Te está prohibido,
Joaquín, por lo cual vete, puesto que eres maldito
de Dios, que no te quiso dar un hijo; pues así está escrito,
y no debes por eso entrar en casa tan sagrada.
8 Él sintió de esta prohibición tan gran vergüenza,
que no volvió a su casa, ni se despidió de su mujer;
sino que cogió sus ganados y se fue a la montaña
de tal modo que no volvió a la ciudad sino en largo tiempo.
9 Cuando Ana vio esto le ocasionó tal dolor
que llorando se lanzó en su lecho
y muriera con gusto; pero no le resultó provecho de ello,
ya que Dios la tenía guardada para una gran cosa.
10 Y allí donde yacía gimiendo y suspirando
y recordando constantemente su desventura
de no tener hijos de Joaquín, llorando,
quiso Dios que fuese confortada por su ángel.
11 Y le dijo: «No temas, Ana, pues Dios ha oído
tu oración; y por tanto sin falta
tendrás una hija de tu marido, que llena será
de todo bien y apreciada más que cualquier otra.
12 Y después que le hubiera dicho esto, el ángel se fue
a Joaquín, que estaba metido en medio
de unas grandes montañas, y le dijo: «Te ruego
que vuelvas a tu casa sin detenimiento»
13 El, pensando que era un hombre, le respondió:
«Cómo voy a ir a mi casa donde recibí tan gran
quebranto entre mis vecinos que, por el Dios santo,
quisiera que antes me hubiera sido cortada la cabeza.
14 Pues a la puerta del templo me dijeron los porteros,
que, como no tenía hijos al igual que mis compañeros,
no entrara dentro, y además que no me sería cogida ni
aves ni corderos ni cualquier otra ofrenda.
15 Y por esta vergüenza y por este denuesto
huí a esta tierra, y así he decidido
que nunca tornaré allí; y en el mes de agosto
hará seis meses que estoy aquí
16 entre estas montañas, una tierra esquiva,
con mis ganados; pues más vale que viva
en lugar apartado, que hacer una mala vida
entre mis gentes, avergonzado y envilecido.
17 El ángel le dijo: «Yo soy el mandadero
del Dios del cielo hacia ti para hacerte cierto
que de tu mujer Ana tendrás tal heredero
por quien será iluminada toda la tierra.
18 Y si tienes esto que te digo como maravilla,
con toda certeza que Dios te dará una hija.
Y lo que perdió Eva, para su gran pesadilla,
lo cobrará ésta, quien será abogada
19 entre Dios y las gentes que hubieran sido pecadores.
Por tanto coge tu camino y deja a tus pastores
que guarden tus ganados; pues mucho mayores
son las mercedes de Dios, que jamás fuera pensada.»
20 Cuando Joaquín oyó esto, cayó inmediatamente
desmayado y quedó fuera de sentido en tierra,
hasta que el ángel se partió de allí;
entonces sus hombres lo levantaron sin tardar
21 y le preguntaron cómo había ocurrido
que había caído desmayado en tierra.
Y él les contó cuanto el ángel le había dicho;
y ellos le dijeron: «El iros es cosa
22 acertada, no desobedezcáis el mandamiento de Dios
e id a vuestra casa sin tardanza;
pues si no lo hicierais, posiblemente Dios os daría
como escarmiento una tal muerte que sería sonada.»
23 Tanto le dijeron y tantas razones, que les contestó llorando:
«Pues os complace a vosotros, mis hombres, obraré
de conformidad con vuestro consejo; pero, por Dios,
compañeros guardadme mis ganados en esta majada.»
24 Y después que dijo esto, tomó el camino
para ir a su casa a ver a su compañera
a quien el bendito ángel ya la había hecho cierta
que Joaquín vendría por la casa dorada,
25 y que ella le saliese al encuentro para recibirlo;
pues Dios pondría medicina en sus preocupaciones
y le daría una hija de él, tal que Reina
sería llamada de este mundo y de los cielos.
26 Cuando Ana, que yacía gimiendo
y suspirando, oyó esto se levantó y se fue corriendo,
y llevó con ella a sus parientes, según yo pienso,
así como si se fuese a casar de nuevo.
27 Y después que vio a su marido, olvidó sus penas
y con muchos saludos y abrazos
lo acogió muy alegre, e inmediatamente le guisó
muchos manjares, y en su casa muy bien adornada,
28 en la que aquella noche, esto es cosa sabida,
fue concebida la Virgen en la bendita Ana,
la que nos fuera prometida por los profetas
de que antes de que pasara muy gran tiempo.
29 Y luego que estuvo viva en el cuerpo de su madre,
fue exenta del pecado que Adán, nuestro padre,
cometiera por consejo de aquél que, aunque ladre
para llevarnos consigo, la puerta del infierno
30 le fue cerrada. Pues ésta le puso la cerradura
y abrió el Paraíso, que para malaventura nuestra
cerró nuestra madre Eva, quien con gran insensatez
comió de aquella fruta que le fue vedada por Dios.

2 comentarios en “Días de oración

  1. La cantiga con su extensa narración rimada en galaicoportugués cobra toda su emoción con el canto, y leída en ambos idiomas (traducida) previamente, puede entenderse en una segunda escucha leyendo la traducción.
    Teología incluída, lo que enternece son las emociones, pesares y alegrias de Ana y Joaquín.
    Precioso trabajo de los poetas y músicos del rey sabio humanista, Alfonso X.

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