Domingo XXVI del tiempo durante el año: día del migrante y del refugiado
«Numerosos son los ciudadanos de países de misión y los que pertenecen a regiones no cristianas, que van a establecerse en otras naciones por motivos de trabajo, de estudio, o bien obligados por las condiciones políticas o económicas de sus lugares de origen.
La presencia de estos hermanos en los países de antigua tradición cristiana es un desafío para las comunidades eclesiales, animándolas a la acogida, al diálogo, al servicio, a compartir, al testimonio y al anuncio directo.
De hecho, también en los países cristianos se forman grupos humanos y culturales que exigen la misión ad gentes. Las Iglesias locales, con la ayuda de personas provenientes de los países de los emigrantes y de misioneros que hayan regresado, deben ocuparse generosamente de estas situaciones».
(RM 82)
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Hoy hemos pedido en misa por todos los migrantes. Pido una oración especial por la comunidad de hermanos cristianos ortodoxos sirios, con los que hemos compartido celebraciones y eventos durante los últimos años. Los hemos conocido gracias a que son migrantes, a que tuvieron que venirse por la situación insostenible que vivían en su país. Seguimos unidos siempre.