No en vano somos hijos del mundo romano:
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Mañana celebramos la Misa en una liturgia que se desarrolló en la parte más Occidental de Europa
y que guarda estrecha relación con la sede de Milán (Norte de Italia), las liturgias de la Galia (Francia) y con los Ritos célticos insulares.
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Hoy celebramos a un Padre hispano del s. IV:
«Paciano, obispo de Barcelona, en las faldas del Pirineo, de esmerada elocuencia y tan ilustre por su obra como por su palabra, fue autor de varios opúsculos y murió muy anciano en tiempos del emperador romano Teodosio».
De entre sus obras recordamos «El Ciervo»; «Contra los novacianos» y «la Parenesis» o libro exhortatorio a la penitencia. Su sepulcro se venera en la iglesia de Santos Justo y Pastor de Barcelona.
De la síntesis del Imperio Romano siempre queda algo de verguenza de ser heredero de esa mezcla de poder, dominio, segregación y racional inhumanidad.
Me quedo con los sabios y creadores… tan desconocidos como los de la Edad Media.
Hoy Paciano, un perfecto romano luchador, casado con hijo famoso en su tiempo y obispo…
Se le recuerda por su clarificación sobre la penitencia, el perdón a los apóstatas y la doctrina del pecado original (tan justificatoria de la necesidad de redención).
Siglo IV y desconocido Padre de la Iglesia contemporáneo de Ambrosio y mucho antes de otros mas famosos y valorados.
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