El ministro extraordinario de la Comunión

Son ministros ordinarios de la sagrada comunión:
el Obispo, el presbítero y el diácono.
Es ministro extraordinario de la sagrada comunión
el acólito, o también otro fiel designado.

Para este servicio se requiere formación.
Es evidente que, si cualquier otro ministerio,
como el de proclamar las lecturas
o dirigir el canto o la oración de los fieles,
requiere la capacitación necesaria para ejercerlo con dignidad,
el de distribuir la Comunión lo exige aún más.

El que se encargue a algunos laicos
la distribución de la Comunión
-con el Pan consagrado
o con el cáliz de la Sangre del Señor-
no es una novedad:
hasta el s. VIII hay testimonios de que los laicos recibían,
a veces, la misión de llevar la Eucaristía a los enfermos
y encarcelados que no habían podido acudir
a la celebración de la comunidad.

1 comentario en “El ministro extraordinario de la Comunión

  1. Un miembro de la «comunidad» eucarística. Sentido común, confianza y sentido práctico. Si no hay prisa ni gran cantidad de comulgantes no hace falta. Si el presbítero está agotado… colabora quien se lo encomiende. Para enfermos lejos quien se ofrezca con la confianza del buen hacer pastoral. No creo que deba regularse con rigidez.
    La gracia tiende a desparramarse si no hay enemigos.
    Todo es educativo y emocionante si hay comunidad.
    Y de todo se puede catequizar…
    Fíjate, para un neófito, la terminología antipática… «ministro» «extra-ordinario» .
    Servidor, ayudante, mediador… recuerdo al Cireneo obligado al azar y convertido de inmediato para siempre. Una gracia inesperada.

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