El número <cuatro>

Descubrimos el número CUATRO en este himno litúrgico
que proponemos rezar en nuestro camino hacia la Pascua:

   Las legiones angélicas te alaban,
juntos te aplauden en canción sonora:
Cristo Jesús omnipotente, Alfa y Omega,
sepulto un día, vives por los siglos,
testigo fiel, único principio.

 

   Depusiste al príncipe de este bajo mundo,
comprando el orbe con tu sangre pura,
santo y auténtico Hijo del Ingénito,
que abres clausuras y lo abierto cierras,
y nos consagras sacerdocio santo de nuestro Dios.

 

   Tú eres el único, auténtico, sin mancha,
manso Cordero que ese solio ocupas
a la derecha de tu Padre, Dios;
solo tú, que saliste de esa corte,
brillante como el jaspe y el crisólito,
trazando un giro como el arco iris,
con fulgor de esmeraldas.

 

   Prenda del Padre, Hijo de los hombres,
has sido digno de romper los sellos,
los siete sellos que en el libro había;
Cordero muerto, que con siete cuernos,
brillas con siete llamaradas fúlgidas.

 

   Brotan del trono rayos con sus truenos,
hay siete lámparas que el entorno alumbran,
siete enviados del divino Espíritu,
las siete estrellas que el Cordero empuña,
los siete candelabros de oro fino.

 

   Están en círculo veinticuatro ancianos,
que ocupan ellos otros tantos tronos,
cubiertos con sus níveos vestidos,
y coronados con diademas de oro;
perfuman con ardientes pebeteros,
pulsando cítaras y doradas arpas.

 

   Frente a ese trono, que es un mar de vidrio,
se mueven, fuertes, cuatro seres vivos;
con porte humano, rugen cual leones,
como becerros en el ara mugen,
se ciernen como águilas rampantes.

 

   Los cuatro seres, seis pares de alas,
llenas de ojos a uno y otro lado,
siempre despiertos, sin dejarse al sueño,
constantemente repitiendo: Santo, Santo, Santo
es aquel que era y es, y será siempre.

 

   Gloria al Padre y alabanza y ciencia,
al Cordero sentado sobre el trono,
que reina con el Padre y el Espíritu
en una sola Deidad unidos,
por infinitos siglos de los siglos.
   Amén.

 

(Traducción del latín: B. Gómez-Chacón y Díaz Alejo)

 

El número CUATRO refleja la realidad del mundo con sus cuatro puntos cardinales y sus cuatro estaciones.

En el libro del Apocalipsis aparece en esa misma perspectiva:

  1. 4,6 … Cuatro criaturas vivientes
  2. 7,1 … Vi cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra
  3. 9,14s … Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Éufrates
  4. 20,8 … las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra

 

1 comentario en “El número <cuatro>

  1. Buscando el original latino de este sonoro y cantable himno lo encontré en La Ermita. Y en efecto, se trata de estrofas de 5 versos, como tantas veces y como son las moaxajas andalusíes también (3, 5 o 7 versos, la mayoría de 5).
    Va de nuevo en latín y su traducción mas abajo.
    Siendo cristológico y abundando el 7, me produjo curiosidad el asunto de las «legiones angélicas» y los 4 «seres vivos»
    Si el 3 es Dios trino, el 4 es la criatura humana, simétrica y orientada en las 4 direcciones, temperamentos, humores, edades, estaciones, uertas, saberes, cuerdas del laúd, etc…

    Música original paea cantar este himno con salterio y cítara. Que bueno sería.

    In Resurrectione Domini Dominicalis ab octabas Pasce usque in Ascensione / 

    En la Resurrección del Señor, desde el domingo de la Octava de Pascua hasta la Ascensión(4). 

     Te centies mille legionum Angeli 
    Concentu plaudunt, et canora jubilant, 
    Christe Jesu Alpha et Omega omnipotens, 
    Sepultus olim, et vivens in sæcula, 
    Testis fidelis, et verum principium.

       Qui mundi hujus dejecisti principem,
    Redimens Orbem tuo almo Sanguine; 
    Sanctus et verus Genitus Ingeniti, 
    Reserans clausum, et apertum obstruens, 
    Faciens nos Deo Regni Sacerdotium.

       Tu verus Agnus solus sine macula, 
    Qui dextram Patris conlocatus solio, 
    Solus egressus ab arce Dominica, 
    Similis Jaspidi, et Sardino lapidi, 
    Iris per gyrum, smaragdus circuis.

       Tu Dei pignus, hominisque Filius, 
    Septies librum signatum signaculis 
    Solvere signa dignus repertus es: 
    Agnus occisus septem pollens cornibus, 
    Septeno fulgens et lumine flammeo.

       E throno prodeunt fulgura, et tonitrua, 
     Septem ardentes ante thronum lampades, 
    Septem ubique missi Dei Spiritus, 
    Septem stellæ micant Agni dextera, 
    Septem cui adstant candelabra aurea.

       Sedentes circum quater seni Primates, 
    Amicti cuncti niveis cycladibus, 
    Et laureati diademis aureis, 
    Aureas vehunt phialas aromatum, 
    Aureis psallunt modulis, et citharis.

       Stant ante Thronum nitet mare vitreum, 
    Bis bini fortes, idem animalia: 
    Homo per genus, leo voce perstrepit 
    Juvencus ore promit Sacerdotium, 
    Petens ad astra more volans aquilæ.

       Quatuor formis senis alis singulis, 
     Ante et retro cuncta plena oculis, 
    Vigiles semper dormiendi nescii, 
    Vicissim Sanctus ter clamantes jugiter, 
    Illi, qui erat, est, et qui venturus est.

       Gloria Patri, laus, sapientia 
    Agno sedenti supra Thronum in coelis; 
    Cum Patre regnat, et cum Sancto Spiritu, 
    Connexa simul tribus una Deitas, 
    Per infinita sæculorum sæcula. 
       Amen.
    ———–
       Las legiones angélicas te alaban,
    juntos te aplauden en canción sonora:
    Cristo Jesús omnipotente, Alfa y Omega,
    sepulto un día, vives por los siglos,
    testigo fiel, único principio.

       Depusiste al príncipe de este bajo mundo,
    comprando el orbe con tu sangre pura,
    santo y auténtico Hijo del Ingénito,
    que abres clausuras y lo abierto cierras,
    y nos consagras sacerdocio santo de nuestro Dios.

       Tú eres el único, auténtico, sin mancha,
    manso Cordero que ese solio ocupas
    a la derecha de tu Padre, Dios;
    solo tú, que saliste de esa corte,
    brillante como el jaspe y el crisólito,
    trazando un giro como el arco iris,
    con fulgor de esmeraldas.

       Prenda del Padre, Hijo de los hombres, 
    has sido digno de romper los sellos,
    los siete sellos que en el libro había;
    Cordero muerto, que con siete cuernos,
    brillas con siete llamaradas fúlgidas.

       Brotan del trono rayos con sus truenos,
    hay siete lámparas que el entorno alumbran,
    siete enviados del divino Espíritu,
    las siete estrellas que el Cordero empuña,
    los siete candelabros de oro fino.

       Están en círculo veinticuatro ancianos,
    que ocupan ellos otros tantos tronos,
    cubiertos con sus níveos vestidos,
    y coronados con diademas de oro;
    perfuman con ardientes pebeteros,
    pulsando cítaras y doradas arpas.

       Frente a ese trono, que es un mar de vidrio, 
    se mueven, fuertes, cuatro seres vivos;
    con porte humano, rugen cual leones,
    como becerros en el ara mugen,
    se ciernen como águilas rampantes.

       Los cuatro seres, seis pares de alas,
    llenas de ojos a uno y otro lado,
    siempre despiertos, sin dejarse al sueño,
    constantemente repitiendo: Santo, Santo, Santo
    es aquel que era y es, y será siempre.

       Gloria al Padre y alabanza y ciencia,
    al Cordero sentado sobre el trono,
    que reina con el Padre y el Espíritu
    en una sola Deidad unidos,
    por infinitos siglos de los siglos.
       Amén.

    NOTA
    La doxología, indicada en el Breviario sólo con la primera palabra (Præsta:::), la completamos con el texto presente en otros himnos del mismo Breviario.

    4. Breviarium Gothicum, ff.  CI; .382-383.
    Traducción: Gómez-Chacón y Díaz Alejo, Balbino, Oficio Divino. Liturgia de las Horas según el Rito Hispano-Mozárabe. Tomo III: Pascua (obra inédita facilitada a La Ermita en febrero de 2016).
    Puede verse también la traducción realizada por Arana Tarazona, Carlos desde la Hymnodia Gotica.

    Se recuerda que hasta la fecha no existe traducción oficial 

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