El Paraíso plantado al Oriente

En el sacramento de la Eucaristía, prenda de vida futura, se realiza la recuperación de aquella alianza primordial cuando el hombre vivía la comunión plena con Dios y tenía acceso al árbol de la vidaPlantó Yhwh Dios un jardín en Edén, al Oriente, donde colocó al hombre que había creado (Gn 2, 8; cfr. Gn 3, 24). La simbología del Paraíso plantado a Oriente, lugar del nacimiento del sol, determinó la orientación de la oración en las Iglesias de la antigüedad.

En la celebración eucarística volverse hacia el Este es volverse hacia el Señor, auténtico Oriens. Esta oración hacia la luz expresó, también, una expectación escatológica:
si el Señor se marchó hacia Oriente de allá volverá como la luz, el que es Luz de Luz.
Esta costumbre en la plegaria expresa la convicción de una tradición reputada como apostólica.
Particularmente en España, adquiere su importancia en la época áurea de nuestra espiritualidad visigótica como lo muestran las construcciones arquitectónicas: “La constante orientación de las iglesias de este periodo, situadas hacia el Este sin excepción, y sobre todo la existencia frecuentísima de una ventanilla ritual al fondo del ábside indicando la dirección Este, prueban que el celebrante debía dirigir su rostro, mientras actuaba en el altar, hacia el Oriente, la dirección por la que, según la tradición, había de volver el Cristo escatológico al fin de los tiempos

 

(A. RODRÍGUEZ G. DE CEBALLOS, El reflejo de la liturgia visigótico-mozárabe en el arte español de los siglos VII al X, MC 43 (1965) 293-327 [aquí: 321]).
Cfr. R. PUERTAS TRICAS, Iglesias hispánicas, siglos IV al VII. Testimonios literarios, Madrid 1982.

 

***

 

Oh Dios, Hijo de Dios,
que ascendiendo al Padre,
prometiste de viva voz,
que habías de volver de nuevo a nosotros,
ven y pon tu morada entre nosotros,
manifestándote a quienes ordenaste rezar así desde la tierra:

Padrenuestro…

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Concluimos la plegaria,
en este tiempo santo,
con la antífona mariana de Pascua:

Regina cœli (more hispano)

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