Se ha dicho de la espiritualidad Gotho-hispana que es eminentemente <bíblica>.
Démonos cuenta que cada celebración eucarística tiene siempre TRES lecturas;
los cantos, generalmente, son textos de la Escritura, etc.
No es preciso insistir en la importancia que la Palabra de Dios ha de tener en nuestra vida:
en la vida de todo cristiano.
De ahí la necesidad de asegurar cada día un tiempo de oración para la <lectio divina>:
la lectura orante de la Biblia.
“«La sacramentalidad de la Palabra se puede entender en analogía con la presencia real de Cristo bajo las especies del pan y del vino consagrados. Al acercarnos al altar y participar en el banquete eucarístico, realmente comulgamos el cuerpo y la sangre de Cristo.
La proclamación de la Palabra de Dios en la celebración comporta reconocer que es Cristo mismo quien está presente y se dirige a nosotros para ser recibido» (Verbum Domini, 56).
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Hoy oramos, especialmente,
por los enfermos que luchan contra el cáncer.
Tiempo diario de oración bíblica, analogía sacramental de Palabra y pan y vino consagrados, oración por los enfermos estigmatizados.
Respuesta: «Concédelo Dios eterno y todopoderoso»
Hoy resalto dos maravillas de la celebración MMM:
Comulgar con el vino del cáliz. Pues desde los 16 años en mi «comunidad» (se celebraba eucaristía cada lunes, para no alterar el domingo parroquial de cada uno) así se hacía, hasta que en 2003 con la muerte del consiliario se acabó esa maravilla. Cada eucaristía desde entonces estaba en pobreza de signos, retroalimentada de lo vivido. El reencuentro en 2016 con el cáliz en Ghotia ha sido el signo y la realidad tangible de la fuerza completa del sacramento.
La segunda cuestión es la «obligación» de la respuesta «Amen» en tan numerosas veces durante la liturgia. Sientas euforia comunitaria o aislamiento espiritual. Es tan arrollador, o mas, que el canto.