“La relación entre Palabra de Dios y cultura se ha expresado en obras de diversos ámbitos, en particular en el mundo del arte. Por eso, la gran tradición de Oriente y Occidente ha apreciado siempre las manifestaciones artísticas inspiradas en la Sagrada Escritura como, por ejemplo, las artes figurativas y la arquitectura, la literatura y la música. Pienso también en el antiguo lenguaje de los iconos, que desde la tradición oriental se está difundiendo por el mundo entero.
Toda la Iglesia manifiesta su consideración, estima y admiración por los artistas «enamorados de la belleza», que se han dejado inspirar por los textos sagrados; ellos han contribuido a la decoración de nuestras iglesias, a la celebración de nuestra fe, al enriquecimiento de nuestra liturgia y, al mismo tiempo, muchos de ellos han ayudado a reflejar de modo perceptible en el tiempo y en el espacio las realidades invisibles y eternas.
[Se debe promover] en la Iglesia una sólida formación de los artistas sobre la Sagrada Escritura a la luz de la Tradición viva de la Iglesia y el Magisterio (VD 112).
Durante siglos la Iglesia ha generado una vida cultural que hoy admiramos en todo el mundo.
En la conferencia, que diferencia de lenguaje se observa entre el filósofo (todo bien articulado y reflexionado), y el artista, que balbucea con la palabra con dificultad de expresar la belleza y «lo santo», fuera de la obra artística en si misma.
Curioso que para ver la obra de Kim en el video sea la música que acompaña la que arranque las emociones. En el segundo video al final, en silencio, resuena otras músicas interiores.
Muy interesante ver otros videos de Kim en google, sobre todo en los momentos de la ejecución y autocontemplación crítica y correctora, o equilibradora.
Misterio de la Belleza y la belleza, de la Bondad y Vida, con la herramienta humana del artista, y de la fuerza de la obra mas allá del propio creador.
En el diálogo «inter-cultural» de fe y cultura, posa un temor. Dar rienda suelta al creador, por respeto a la unicidad del Creador.
Y otro campo fascinante, al menos para las personas con ansia creadora, la imperativa necesidad de la belleza en la liturgia.
Para llorar en la generalidad de los ritos litúrgicos en la actualidad (la española que conozco y asisto, hay sobrias excepciones) y para valorar muy positivamente el cuidado de los ritos antiguos (Hispano-mozárabe y Bizantino-ortodoxo).
Gracias, por las facetas en diálogo entre el «icono» y lo «abstracto», ambos tan fuertes, y tan lejos de las imágenes (infantiles-ingenuas), las pietistas decimonónicas (lacrimógenas-puritanas), y las barrocas (descarnadas-sangrientas-realistas).
Con la música (mas libre) y con la arquitectura (mas utilitaria) hay otros peligros, pero no tan evidentes como los citados dentro del ámbito de lo religioso.