Jornada Mundial de los pobres y
Adviento hispano

En este domingo XXXIII del tiempo durante el año se celebra la Jornada Mundial de los pobres. Además de pedir por el fin de la pandemia en todo el mundo, incorporamos a nuestra oración a las víctimas de los accidentes de tráfico, vivos y difuntos.

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El Adviento Hispano-Mozárabe 

Nada «disminuye el tono festivo de sus textos, ordenados a suscitar la alegre esperanza de la Venida del Señor.»

 

«El tiempo de Adviento consta de seis semanas: el primer domingo es el que cae entre el 13 y 19 de noviembre, el más próximo a la festividad de San Acisclo. Sus textos de tono festivo, están encaminados a suscitar la alegre esperanza de la Venida del Señor»

(Normas sobre el Año Litúrgico
y sobre el Calendario en el Rito Hispano-Mozárabe, n. 9).

 

Para la Liturgia Hispano-Mozárabe celebrar el Adviento es celebrar un único misterio que se concreta en tres momentos:

–         la Venida del verbo de Dios en carne, naciendo de la Virgen María;

–         la Venida del Señor en las celebraciones litúrgicas…;

–         la Venida de Cristo al final de los tiempos para juzgar al mundo.

Los temas teológicos-litúrgicos de este tiempo son los de alabanza, súplica, profesión de fe con un deseo por la Verdad: Cristo-Luz que viene.

La utilización de modos verbales en tiempo futuro y del ecce (está cerca), ponen de manifiesto la Venida del Esposo, que purifica a la Iglesia por medio del ardor de la esperanza.

Los textos eucológicos –oraciones- de este ciclo de la Venida del Señor, insisten en la devoción y solemnidad con que los fieles han de consagrar estos días a Dios, celebrándolos con devoción y atención. Los cristianos hispanos celebrando el Misterio de la Encarnación con devoción viva y sincera, y con plena determinación, esperan llegar ante el Señor en su Venida final, llenos de alegría y gozar de la amenidad del Paraíso.

La Venida del Señor, en fin, ha de ser celebrada con actitud de vigilancia, cuidado y cierto temor. Los fieles temen este momento, por eso piden insistentemente al Señor que los prepare adecuadamente ahora (en esta vida), para superar con seguridad y tranquilidad el trance definitivo.

Una de las formas más eficaces de vigilancia es la oración. En ella el creyente pone de manifiesto su situación e indigencia, confiando que con la ayuda del Señor podrá superarla.

La celebración de la Eucaristía hace presente, de manera sacramental, tanto la primera Venida del señor, como la futura. En las celebraciones litúrgicas los fieles no viven simples recuerdos, sino realidades presentes y efectivas. La Eucaristía es anámnesis de la Encarnación (comprendiendo todos los demás misterios que la siguieron) y de la Parusía del Señor.

La conversión, la vida de fe, gracia, santidad, caridad, misericordia y paciencia, junto con las actitudes de temor, vigilancia y cuidado son un programa de espiritualidad cristiana. No sólo válido para el tiempo litúrgico de Adviento, sino para toda la vida del cristiano.

Las oraciones del Ciclo de la Venida del Señor, ofrecen una riqueza tanto teológica como espiritual, en vista a que los fieles puedan vivir el Adviento, tiempo propuesto anualmente por la Iglesia en su liturgia, como preparación a la Venida del Señor. Los mismos textos señalan como la Encarnación es una iniciativa totalmente divina.

 

                                                                  Ángel Fontcuberta, Pbro.

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