La oración a la hora de encender la luz

«Las Vísperas señalan el fin del Oficio diurno y el ocaso de la luz; a ejemplo del Antiguo Testamento es celebración solemne. Era costumbre de los antiguos ofrecer a esta hora los sacrificios y perfumar el altar con aromas e incienso (Éx 29,41); testigo de ello es aquel cantor de himnos, desempeñando el regio y sacerdotal servicio, al decir: “Suba mi oración en tu presencia, el levantar de mis manos, sacrificio vespertino” (Sal 140,2).

También en el Nuevo Testamento, a la misma hora Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, cuando cenaban los Apóstoles, les entregó el misterio de su Cuerpo y de su Sangre, para que a la hora misma del sacrificio significase el ocaso del mundo; por lo cual, en honor y memoria de tan altos sacramentos es justo que nosotros en esas horas nos presentemos ante la mirada de Dios y cantemos, dándole el culto de nuestras oraciones, ofreciéndoles el sacrificio y, al mismo tiempo, gocemos en sus alabanzas. El oficio vesperal recibe el nombre de la estrella llamada “Vespertina”, que aparece a la puesta del sol».

(S. Isidoro, Sobre los Oficios)

1 comentario en “La oración a la hora de encender la luz

  1. Tal vez cantamos poco. Y sobretodo en el melancólico momento del crepúsculo vespertino. Hay un modo o escala para esos momentos, pasada la dorada luz del tardío sol sobre los verdes árboles en el jardín del templo (o del hogar).

    «el cantor de himnos, desempeñando el regio y sacerdotal servicio, dice -“Suba mi oración en tu presencia,…»-

    «…justo es que nosotros en esas horas nos presentemos ante la mirada de Dios y cantemos, dándole el culto de nuestras oraciones, ofreciéndoles el sacrificio…»

    Isidoro, el sabio sensible y equilibrado, tan cercano en la distancia temporal, que no en la espacial.

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