Las «eulogías»

(Aparece en el Misal Mozárabe de Cisneros)Eulogias

Los antiguos llamaban eulogía (y más tarde pan bendito) a la porción de pan ofrecida por los fieles en el altar, la cual no se consagraba porque era superflua, sino que, después de haber sido bendecida, se distribuía, al final de la misa, entre aquellos que no habían comulgado, en señal de su participación en el sacrificio. […]

Encontramos un precedente de esta última en Roma, en la Traditiola cual habla de un trozo de pan ciertamente bendecido, distribuido por el obispo a los fieles antes del ágape «como eulogía y no como eucaristía,» advierte expresamente San Hipólito, que es el cuerpo del Señor; y de otro trozo de pan exorcistado, es decir, bendecido con un exorcismo, reservado a los catecúmenos. También en Oriente, hacia la mitad del siglo IV, se encuentra algo semejante. El Eucologio de Serapión contiene una fórmula de bendición del pan eulógico y el concilio de Laodicea y las Constituciones apostólicas parece que aluden o al menos suponen la costumbre.

Más tarde, para encontrar en Occidente un testimonio seguro de la eulogía eucarística, es preciso descender hasta Hincmaro, obispo de Reims, el cual en sus Capitula, redactados el año 852, dicta al clero las normas para su distribución en los domingos y fiestas, además de la fórmula para bendecirla.

[…] Después del siglo IX, la práctica del pan eulógico se difundió rápidamente en las iglesias seculares; la encontramos en Inglaterra, en Alemania y en España. En Italia está prescrita por la carta sinódica pseudo-leoniana (s. IX) y por Raterio de Verona, el cual ordenaba a sus sacerdotes: Eulogías post missam in diebus festis plebi tribuite. 

La eulogía litúrgica del pan está en vigor todavía en muchos países de Francia y entre los griegos, que, con el nombre de antidoron, la distribuyen en pedacitos al final de la misa. El sacerdote bendice el pan durante el canon después de la conmemoración de la Virgen y lo entrega principalmente a aquellos que lo han ofrecido, pero que no recibieron la comunión. Está prescrito el recibir el antidoron en la palma de la mano derecha cruzada sobre la izquierda y el besar la mano del sacerdote que lo distribuye. Como, según decíamos arriba, comulgaban antes los fieles, así comulga todavía hoy el diácono en la liturgia bizantina. En el pasado estaba también mandado el cantar, durante la distribución del pan eulógico, el salmo 33.

M. Righetti, Historia de la liturgia, nn. 314s.

 

2 comentarios en “Las «eulogías»

  1. No había oido nunca hablar de las Eulogias. Todavía tengo que informarme más sobre el tema. Me quedan lagunas. Pero gracias por iniciar este nuevo aprendizaje!

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