Los siete dones del Espíritu de la Pascua en María

La Mujer vestida del sol, coronada de estrellas y el dragón…

Contemplación del don septenario del Espíritu
en María, la Mujer de la Pascua.
Acogemos este legado de la gran tradición hispana.

 

Oremos escuchando, el texto en español va tras el enlace:

 

«Los siete dones que Dios da, a su Madre los dio ya.»

 

Y ahora os quiero hablar sobre los siete dones, de como se los dio a su Madre, para que cuantos lo puedan oír se esfuercen en servirla y se guarden de pecar, y para que obtenga su gracia; pues bendito es quien la obtiene.

El primero de estos siete dones es para saber todo bien y cumplidamente, y así complacer a Dios; este lo tuvo en sí Santa María, por haber venido Dios a tomar carne en ella, con la que al final nos juzgará.

 

El segundo es de muy alto entendimiento; este lo tuvo en sí Santa María, verdaderamente, por haberla hecho Dios Madre suya, y estar sentada junto a él en los cielos, desde donde nos envía su gracia.

 

El tercero fue de consejo, que con mucha razón lo tuvo Santa María; porque cuantas mujeres son y serán no tuvieron la bendición divina como ella; ni otra existirá que la tenga.

 

El cuarto es fortaleza; y esta la tuvo en sí tan grande, que por ella el demonio perdió su poder desde el momento en que Dios tomo carne en ella y se hizo hombre, pues desde entonces fue quebrantado y mal encadenado, y jamás se recuperará.

 

El quinto es el don de ciencia, que la tuvo y muy buen sentido la Virgen Santa María, que la hizo responder bien cuando el ángel le dijo que sería madre de aquél que todo lo mantiene, y ella dijo: «Por sierva me tendrá».

 

El sexto don de piedad es el que tuvo y lo da plenamente a cuantos en las grandes cuitas la invocan y la invocarán; y por tanto los pecadores tienen a Santa María por abogada ante Dios, y por siempre la tendrán.

 

El séptimo de estos dones es tener temor de Dios; este lo tuvo la Gloriosa, pero siempre con amor; y por esto ella fue Madre de nuestro Señor Jesucristo, Dios y hombre, quien reinará por siempre.

 

De donde por estos siete dones le debemos dar loor y aún más rogarle que nos haga perdonar de su Hijo los pecados, y que nos guarde de errar, de modo que allá, en su reino, vivamos con él.

 

 

2 comentarios en “Los siete dones del Espíritu de la Pascua en María

  1. Que alegre sorpresa la aportación de esta cantiga de los Siete Dones, que ha sido elegida para ser cantada en muchos conciertos por su belleza y alegría.

    Dejo aquí algunos datos y reflexiones sobre ella y este repertorio. Si os parece extensa ir saltando sobre ella. Aporto el texto original en gallego-castellano-portugués porque tiene la virtud de ser un poema con su rima, un esfuerzo poético en forma de canción lírica, que guarda todo su contenido teológico en ese formato artístico y que permite repetir la melodía en cada estrofa.

    De los milagros y loores a la Virgen de Alfonso X el Sabio, 427 cantigas (una barbaridad de poemas, música y miniaturas que suponen unas 50 horas de música) hay en el códice de Toledo un Apéndice con 5 Cantigas de las Fiestas de Santa María. Personalmente hice una selección mayor, de hasta 21 cantigas, y la llamé «La Vida de María» para realizar un doble CD. Todas muy bellas y cuajadas de contenido y de aspectos celebrativos, no son de milagros sino de loor. Hoy ponemos la lupa en la número 418 (la numeración es la que hizo Walter Mettman, estudioso científico sumando los 4 códices que se conservan del siglo XIII, pues cada códice varía en contenido y numeración). CSM= Cantiga de Santa María.
    La instrumentación, la asignación de voces, el tempo y el carácter es una opción personal de la dirección de los intérpretes, pues no hay ninguna indicación al respecto. Esta es la primera grabación mundial en tiempos contemporáneos.

    Cantiga 418 – Siete Dones.
    Canción con refrán, tiene una forma exclusiva en el repertorio alfonsí. Resalta el valor simbólico del número siete, como en las Cantigas de los siete Gozos CSM-1 y siete Pesares CSM-403. Los siete dones del Espíritu Santo corresponden a los siete Dones que Dios ha dado a la Virgen.
    SIETE DONES (Os sete dõnes que dá Deus) 8:02
    Canto: alto (niño), sopranos, coro de niños, cítola, laúd árabe, cistro, viola, kaval,
    gaita charra, tar y címbalos.
    Grabado en septiembre de 1995 en la Capilla del Seminario Conciliar de Madrid, San Dámaso. Editado por Sony 1996/Pneuma 2004.

    Cantiga – 418 Siete dones

    Os sete dões que dá
    Deus, a sa Madr’ os deu ja.

    E daquestes sete dões vos quer’ ora departir
    como os deu a sa Madre, por que quantos lo oyr
    foren punnen en servi-la e se guarden de falir,
    por que sa merçee ajam; ca beneyt’ é quena á.

    O primeyro destes sete dões é para saber
    todo ben compridamente, por fazer a Deus prazer;
    aqueste Santa Maria ouv’en si, por que prender
    v˜eo Deus en ela carne, con que nos pois julgará.

    D’entendemento mui grande, este o segundo é;
    aqueste Santa Maria ouv’ en si, per bõa ffe,
    por que fez dela sa Madre Deus, e cabo dele ssé
    nos çeos, onde sa graça envia a nos acá.

    O terceyro de consello ést’, e con mui gran razon
    o ouve Santa Maria; porque quantas ora son
    molleres nen foron ante non ouveron beneycion
    de Deus com’ aquesta ouve, nen outra non averá.

    O quarto é fortaleza; e aquesta ouv’ en ssi
    tan grande, per que o demo perdeu seu poder dali
    u Deus en ela pres carne e foi ome, ca des i
    foi britad’ e mal apreso, e ja mais non cobrará.

    O quinto don é çiente, que ouve grand’ e bon sen
    a Virgen Maria, que a fez responder ben
    quando ll’ o angeo disse que do que todo mantem
    seria Madr’, e diss’ ela: “Por serva me achará.”

    O sesto don piadade é que ouv’e á de pran
    a quantos nas grandes coitas a chaman e chamarán;
    e poren Santa Maria os peccadores la an
    ante Deus por avogada, e per sempr’ assi será.

    O septimo destes dões é aver Deus temor;
    aquest’ ouv a Groriosa, pero sempre con amor;
    e por aquesto foi ela Madre de Nostro Sennor
    Jhesu-Christo, Deus e ome, que por sempre regnará.

    Onde por aquestes sete does lle devemos dar
    loores e ar rogar-lle que nos faça perdõar
    a seu Fillo os pecados, e que nos guarde d’errar,
    de guisa que no seu regno vivamos con el alá.

    LA VIDA DE MARÍA, PNEUMA PN2-610

    La vida de María en las Cantigas es una selección personal para la grabación de este doble CD, colección de canciones en la que existe un orden prefijado, un programa, un recorrido biográfico. Las Cantigas de las Fiestas de Santa María son como un retablo ante el altar de un templo donde cada obra es una tabla, relieve o escultura, que forma un conjunto multifacético.

    Aconsejamos y casi suplicamos que se lean alguna vez los textos de estas Cantigas en una audición tranquila. Especialmente en esos momentos hemos empezado a captar el equilibrio entre texto, melodía y pintura (si se pueden observar las miniaturas) y a entender que para el regio autor no era diferente la importancia de «facer sones», pintar, contar, trovar, rimar. Alfonso era autor, compositor, mecenas, coleccionista de libros fuente de los milagros, editor, corrector y arquitecto de estructuras literarias, «facedor de las composiciones». Rey y trovador es autor de las palabras que él elige y otras manos trazan, autor de las escenas de las miniaturas que él elige y otras manos pintan, y autor de las melodías que oye y sueña y otras manos interpretan.
    Pero el objetivo principal de las CSM es la búsqueda de la salvación por parte del trovador protagonista. Las canciones expresan su amor por Santa María y su deseo del alcanzar el Paraíso. Lo repite continuamente. Necesita que su amada Virgen María conozca la magnitud de su adoración y que Ella lo reconozca como su enamorado.

    MARIOLOGÍA DE LAS CANTIGAS

    “La audición de la presente selección de Cantigas alfonsíes interpretadas por Eduardo Paniagua nos hace experimentar un verdadero encuentro personal entre la obra del Rey Sabio, su mundo y nosotros, en los inicios del S. XXI, por la mediación frágil de unos signos escritos en un códice del S. XIII. Es el milagro del pasado convertido en presente.

    Gracias a la audacia y el entusiasmo de un Rey anacrónicamente ecuménico el alma popular, en su sensibilidad íntima de piedad mariana dispersa en puntos distantes de la cuenca mediterránea, se acerca a nosotros para susurrarnos confidencialmente el sentido profundo de su fe. Más allá de la técnica instrumental, de la estética interpretativa y de la sintonía espiritual de estas Cantigas, podemos bucear en el fondo religioso y teológico que late en esta poesía musical.

    Lo «divino femenino» en la revelación cristiana no se esfuma en la lejanía trasmítica de las diosas madres, sino que se encarna en nuestra realidad histórica concreta humana, en la que una mujer de carne y hueso, con su libertad personal, ha ofrecido a Dios su propio cuerpo para cooperar al acontecimiento irrepetible de la encarnación de Dios. De aquí brota la índole «narrativa» de la teología cristiana que tiene que frenar continuamente el exceso de la especulación abstracta que la amenaza.

    La opción epistemológica de la mariología del Rey Sabio en sus cantigas opta por el recuento agradecido de las proezas históricas de Dios con su pueblo. No se contagia de la especulación de su tiempo elucubrando sobre los privilegios marianos, sino que, sintonizando con la incipiente teología franciscana del momento, ofrece un ramillete de narraciones, leyendas de milagros y favores que ha experimentado el pueblo sencillo. Y lo ha sabido transmitir como una herencia valiosa encarnada en sonido, en ritmo y en la luz de los códices miniados. Para expresar quién es la Virgen María, las Cantigas nos comunican lo que el pueblo ha experimentado de la presencia maternal de la Señora. Es experiencia pura encarnada en arte puro. Para acercarse más a la persona de María y presentarnos un retrato teológico de la Madre de Dios, Alfonso el Sabio nos narra en sus Cantigas los momentos cruciales de la vida de María, reflejados en sus cinco principales festividades del año litúrgico. Es un icono dinámico, a través del tiempo.

    Llama curiosamente la atención la festividad de diciembre en que se celebraba en aquella época la Virginidad de María, entendida como la pureza integral de su vida y persona. Es la consagración personal incondicional de la «esclava del Señor» que significa mucho más que la virginidad ritual de la religiones paganas. Es la «gratia plena», la enriquecida con la plenitud de gracia, como don gratuito de Dios y fruto anticipado de la redención de su Hijo. El Rey Sabio en la Cantiga 411 es testigo de la teología popular que más tarde elevaría a rango académico universal Escoto y los franciscanos sobre la Inmaculada Concepción de María en el seno de su Madre Santa Ana. Momento de polémica teológica entre franciscanos y dominicos, Buenaventura y Tomás de Aquino. Dice la Cantiga:
    E logo que foi viva no corpo de sa madre
    foi quita do pecado que Adan, nosso padre,
    fezera per consello daquel que, pero ladre
    por nos levar consigo, a porta ll’é serrada do inferno.

    Y luego que estuvo viva en el cuerpo de su madre,
    fue exenta del pecado que Adán, nuestro padre,
    cometiera por consejo de aquél que, aunque ladre
    para llevarnos consigo, la puerta del infierno le fue cerrada.

    El pensamiento teológico de las Cantigas se eleva hasta las cumbres del misterio trinitario contemplando a María en su relación a las divinas personas. Hija y creatura del Padre, convertida de hija en madre de su creador, en el Hijo por la gracia fecunda del Espíritu. Así María es la imagen ejemplar de cada miembro de la humanidad, en la Cantiga 414:
    Deus buscou carne sagrada
    en que nos mostrasse humanidade
    comprida de todo ben…

    Dios tomó carne Santa
    y nos mostró una humanidad
    cumplida de todo bien…

    En el pensamiento teológico de las Cantigas vemos reflejados los estudios tanto franciscanos como dominicanos de la relación de los siete dones del Espíritu Santo y la existencia cristiana, Cantiga 418. En María han fructificado los dones del Espíritu en la plenitud de la madurez cristiana que es la santidad.

    La audición y lectura de estas Cantigas en actitud de contemplación reposada, nos pueden conducir a la elevación espiritual de toda nuestra persona. Esta elevación no será un mero «estado de conciencia» como alejamiento de la realidad en una mística evasiva, sino una potenciación de nuestra humanidad y la solidaridad espiritual con los hombres y mujeres en su arte, sufrimientos y gozos. La mística de las Cantigas es ecuménica, humanística e integral. Nos eleva al mundo del espíritu y nos encarna en el mundo de la tierra. Nos humaniza y nos diviniza al mismo tiempo. Las Cantigas han sido extraídas de la tierra de los hombres y han sido regadas por el rocío del cielo”.
    Francisco Caballero / sacerdote

    LAS CANTIGAS DE SANTA MARÍA, MÚSICA MUDÉJAR

    Alfonso X, hijo primogénito de San Fernando III y de Beatriz de Suabia, nieta del emperador Federico I Barbarroja, nació en Toledo el 22 de noviembre de 1221 y murió en Sevilla el 4 de abril de 1284. De su padre recibió valor, prudencia y religiosidad. De su madre la pasión intelectual de los Staufen y la aspiración al trono del Sacro Romano Imperio. Casó en 1246 con la princesa Violante, hija de Jaime I de Aragón y Violante de Hungría.
    Como autor de las Cantigas de Santa María (CSM), Alfonso participaba de la nueva religiosidad de origen franciscano, basada en la sensibilidad y participación de la vida de la Virgen María y de Jesucristo, acentuada por el influjo bizantino del culto mariano traído al regreso de los cruzados. Como autor de la nueva ciencia astrológica, con las Cantigas sublima poéticamente en María la relación de los seres humanos y los astros.
    En las Cantigas se refleja un asombroso pluralismo idiomático, cultural y religioso. Alfonso, el humanista, impulsa empresas culturales con la protección e intercomunicación de intelectuales de las tres culturas: islamitas, hebreos, y cristianos, síntesis de «lo español».
    A partir de la toma de Toledo por su bisabuelo Alfonso VI en el año 1085, la vida de la España cristiana quedaba, más que nunca, injerta en la civilización andalusí. El modelo de «mudejarismo» toledano permitía la supervivencia de la cultura arábiga tradicional. La convivencia que había alrededor del Rey sabio agrupaba a cristianos, moros y judíos para hacer música en honor a la Virgen María. Esto era la «cuadratura del círculo» para los no avezados en la España de las tres religiones, ya que desde hacía siglos, Roma venía amonestando a los reyes españoles por su lenidad hacia moros y judíos. El mudejarismo, entendido en su sentido más amplio como el proceso de islamización de la sociedad hispánica, logra afianzarse en terreno favorable para el cristianismo.
    Aunque mudéjar, «mudayyan», significa sometido-tributario, referido a los musulmanes que permanecieron bajo el poder político de los reinos cristianos, este término en las artes plásticas se admite como resultado de la asimilación de elementos procedentes, tanto del arte musulmán, como de los estilos europeos coetáneos, románico y gótico. La obra alfonsí florece en un siglo marcado por la experiencia hispano-oriental integradora de etnias y de culturas. Esta apertura, antagónica con el intolerante espíritu de las cruzadas, no renuncia a la propia identidad política ni religiosa. El monarca se rodeaba de irremplazables auxiliares hebreos en la administración y en las ciencias, y escuchaba la música de sus mudéjares.
    Descubriendo en las Cantigas este mudejarismo como fórmula enriquecedora y síntesis de diversas tradiciones, en la interpretación de la VIDA DE MARÍA hemos querido aportar un ambiente mudéjar para toda la obra. El exotismo de la riqueza instrumental, buscando varios tipos de embocaduras en las flautas, laúdes árabes y cristianos, con y sin trastes en sus mangos, cuerdas de tripas y de seda, lengüetas con tres tipos de gaita, percusiones de parche, madera y metal, nos acerca al ambiente de la arquitectura mudéjar. En este estilo arquitectónico, junto con la pureza de líneas y austeridad formal, la decoración no se limita a la sustitución de piedra por ladrillo, bóveda por armadura y artesonado de madera, arco de medio punto por arco de herradura, sino que descubrimos la riqueza cromática de los azulejos y cerámica vidriada, las filigranas de yesería, alfombras, cortinajes, objetos de cuero, cerámica y madera, tejidos, taraceas y damasquinadas joyas. Estas imágenes han sido parte de nuestra inspiración.
    Las Cantigas, compuestas entre los años 1270 y 1282, con su variedad interna desde el canto llano a la rica ornamentación, con melodías de ritmos sencillos y complejos, que traen de cabeza a los musicólogos, se nos presentan hoy tan imponentes y tan «mudéjares» como los palacios y capillas de la España del siglo XIII, impregnados de las incorporaciones almohades tras la conquista de Sevilla y del mudejarismo toledano. Todo ello en loor de Santa María.
    Eduardo Paniagua

  2. Impresionante esta información tan completa. La música evocadora de tiempos pretéritos de los mudéjares revela un mundo de gran riqueza, tanto musical como artística y arquitectónica. Todo un mundo por explorar.

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