Miercoles Santo de la traición


Contigo, Señor, nunca contra Ti.
Que no te traicione
sino que confiese con fe.

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Las nuevas campanas que anunciarán la Pascua en Jerusalén, en el Monte Sión.

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4 comentarios en “Miercoles Santo de la traición

  1. Preparando la Vigilia Grande.

    “Purificarse no es pura y simplemente limpiarse”.
    El agua pura es fuente de luz, es una vía regia de purificación, el agua pura es sutil.

    El fuego es íntimo y universal, vive en nuestro corazón. Vive en el cielo.
    Sube de las profundidades de la sustancia y se ofrece como un amor. Redesciende en la materia y se esconde, latente, contenido como el odio y
    la venganza. Entre todos los fenómenos, es verdaderamente el único que
    puede recibir tan claramente las dos valorizaciones contrarias: el bien y
    el mal. Brilla en el Paraíso. Quema en el Infierno. Es dulzura y tortura.
    Es cocina y apocalipsis.

    Se sueña antes de contemplar. Antes de ser un espectáculo consciente,
    todo paisaje es una experiencia onírica. Sólo se mira con pasión estética
    los paisajes que se han visto primero en sueño

    Cuando traspaso la puerta, el biombo, o la cortina que me separa del
    mundo público; cuando me descalzo y me voy despojando de imposiciones y de máscaras, abandonándome a la intimidad del amor, del sueño o del ensueño, entonces, cumplo el acto más simple y real de un regreso a mí mismo
    Gastón Bachelard

  2. Qué mejor manera de anunciar la Pascua que con el bello repique de campanas! La música de su tintineo resonará por toda la comarca y se llenarán los corazones de alegría ante la Resurrección de nuestro Señor.
    Aleluya. Aleluya. Aleluya.

  3. Preparando la Vigilia

    En la oscuridad existe la luz.
    Que no se mire con visión oscura.
    En la luz existe lo oscuro.
    Que no se mire con visión luminosa.

    Antiguo sabio de oriente.

  4. Vigilia en ciernes…

    He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer.

    Vemos a Jesús coronado de gloria y honor por su pasión y muerte.

    Nos has comprado, Señor, con tu sangre.

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