Misa dominical y adoración

Altar de la parroquia toledana mozárabe de Sta. Eulalia.
El altar -hacia Oriente- muestra las siete lámparas.

 

Reavivar en todas las comunidades
la celebración de la Eucaristía dominical
debería ser la primera tarea…
Si al menos se logra esto,
junto con el incremento
de la adoración eucarística fuera de la Misa,
[se] habrá conseguido ya un importante fruto

(cf. Mane nobiscum Domine, 23 y 29).

3 comentarios en “Misa dominical y adoración

  1. Sejamos obedientes ao SEU MANDATO fazendo MEMORIAL da SUA PAIXÃO MORTE e RESSURREIÇÃO ao qual nos unimos.
    Adore mo – LO em espírito e verdade o Pão repartido o Pão dos pobres o Pão descido dos Céus.O alimento para o caminho e que nos une.

  2. «Comenzar es de todos;
    perseverar es de santos».
    Agradecemos la insistencia en la preparación de la Misa dominical.
    En el gusto con que se debe de preparar,
    para que podamos gozar, tanto el celebrante, como los fieles participantes.
    Es bueno seguir las pautas marcadas por un santo como Pablo VI,
    en Mysterim fidei, 4, como se nos recomendaba leer días atrás.
    Tambien agradecemos los fieles,
    cuando, en la Eucaristía diaria,
    el celebrante, obviando el número de asistentes, 5 u 8, a lo sumo,
    nos regala unos minutos de homilía,
    diariamente, recalco. Cosa que no ocurre en otros lugares más concurrídos, por la devoción que se profesa, a la Imagen titular, p.ej.
    He tenído ocasión de comprobarlo y optar,
    sacudiendo la pereza de la hora, estando de vacaciones, por contribuir y dar calor
    a un sacerdote muy mayor,
    que celebra con gozo propio y para el de los demás. (El ejemplo de nuestro querído director de esta página, ha contribuído, grandemente, a que sepamos apreciar estos detalles).
    Mi silencio obligado, por atender al constante reclamo de lo urgente, aplazando lo importante, no es sinónimo de deserción. Más bien es por falta de sosiego, a la hora de plasmar, o compartir, lo meditado, y que solo puedes realizar mentalmente,
    El día de S.Benito estaba fuera de la ciudad, pero tuve presente a los que,
    estoy segura, peregrinasteis a La Piovera de Canillejas, para Celebrar con las Benedictinas.
    Otros años hemos tenído el privilegio de disfrutar de su hospitalidad y de apreciar todo el arte que encierran sus muros. Disfrutar de una mañana deliciosa, en compañía de los amigos, no tiene precio.
    El día 4 del presente mes,
    con el título de «Perdonar…», se nos preguntaba si lo que dice la frase es todo lo que se puede decir.
    Pienso que se podría matizar…
    Perdonamos y ¿olvidamos…?
    Cuando alguien te hiere en lo más profundo y sientes la traición como una espada que te parte el alma…
    todo lo que se nos puede ocurrir es elevar los ojos al Cielo, como hizo Jesús, y pedir al Padre que los perdone, porque no saben lo que hacen.
    Podemos decir a quien nos hiere,
    «si te hice mal, dime en qué. Y si no ¿por qué me pegas?» Si no hay respuesta, o la que te dan está basada, únicamente, en el prejuicio o en la propia percepción de quien te hace daño… la confianza ha quedado dañada, y difícilmente podrá ser recuperada.
    Me acojo a la sagacidad (prudencia), de la serpiente, pero, queriendo buscar la sencillez de la paloma, en mi interior.
    Porque, harto difícil es creer que, quien quiere ser perdonado, recurréntemente, nos descalifique, si no consigue su propósito, que es, llevarnos a su terreno, para que seamos sus aliados, en sus mezquindades e intereses. Ante éso, me sacudo el polvo de los pies y huyo.
    Rezaré por quienes me persiguen o me dañen y pediré que encuentren la paz. Y, si Dios quiere, que se conviertan y cambien de conducta.
    Y, sí, perdonar puede que quiera decir
    lo que dice la segunda parte de la sentencia, a la que aludo.
    Quisiera terminar con algo que oí decir al P.Douglas, cuando nos comentó todo el calvario, por el que le hicieron pasar sus perseguidores:
    «Si podeis, no os quedeis mirando.
    Entrad en acción y despertad»
    Pues éso…

  3. Me gustaría proponeros la lectura de un libro, para las vacaciones.
    (Aunque discrepo con quien piensa que, en vacaciones, se dispone de más tiempo.
    Por lo menos, en mi caso, en que la demanda de atención es, en estos momentos, una constante… familia, amigos, visitas…)
    El libro en cuestión es:
    «Diez cosas que el Papa Francisco
    propone a las mujeres». Prologado por él mismo.
    La autora es María Teresa Compte Grau.
    Lo edita «Publicaciones Claretianas».

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