Nuestra regla:
hacer el bien

«En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«A los que me escucháis os digo:
Amad a vuestros enemigos,
haced el bien a los que os odian,
bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra;
al que te quite la capa, déjale también la túnica.
A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten.
Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?
También los pecadores aman a los que los aman.
Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis?
También los pecadores lo hacen.
Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis?
También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.
¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada;
tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo,
que es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados;
no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados;
dad, y se os dará:
os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante.
La medida que uséis, la usarán con vosotros».»
Evangelio de este domingo séptimo durante el año (Lucas 6, 27-38).

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Hoy es el día mundial de la justicia social.-
«La sociedad asegura la justicia social cuando realiza las condiciones que permiten a las asociaciones y a cada uno conseguir lo que les es debido según su naturaleza y su vocación.
La justicia social está ligada al bien común y al ejercicio de la autoridad.
La sociedad asegura la justicia social procurando las condiciones que permitan a las asociaciones y a los individuos obtener lo que les es debido.

El respeto de la persona humana considera al prójimo como “otro yo”. Supone el respeto de los derechos fundamentales que se derivan de la dignidad intrínseca de la persona.
La igualdad entre los seres humanos se vincula a la dignidad de la persona y a los derechos que de ésta se derivan.
La igual dignidad de las personas humanas exige el esfuerzo para reducir las excesivas desigualdades sociales y económicas. Impulsa a la desaparición de las desigualdades inicuas.
La solidaridad es una virtud eminentemente cristiana. Es ejercicio de comunicación de los bienes espirituales aún más que comunicación de bienes materiales».
(Cat 1928.1943ss)

El martes 22 celebraremos la Misa en Rito hispano
recordando la cátedra de san Pedro en Roma.
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Hace un mes,
el Papa proclamó a san Ireneo (+202c.)
como Doctor unitatis.

Sepulcro del obispo san Ireneo en Lyon (Francia)

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Reservando el primer sábado de mes
para el encuentro de FORMACiÓN…

 

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hacer el bien

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