Oramos con nuestra tradición en la primera semana de Cuaresma

<Tapeinosis> de Cristo en el arcón de san Isidro (Catedral metropolitana de Madrid /dibujo)

Es justo y necesario que te demos gracias,
Señor, Padre santo, Dios eterno y omnipotente,
por Jesucristo, tu Hijo y Señor nuestro.
Él es el pan de vida,
el alimento de gracia
y sustento de nuestra debilidad.
Quienes lo comen no tiene más hambre
y cuantos tienen sed de él
quedan saciados por los torrentes
que manan de sus mismas entrañas.
Su deseo aleja el hambre;
su amor extingue la sed;
su presencia nutre la pureza.

 

 

Por él te pedimos, oh Dios Padre,
que, en este camino que empezamos,
tu mirada descanse sobre nosotros,
para que no haya doblez en nuestros corazones,
ni dañemos a nuestros amigos con engaños,
ni nuestra vida ceda a la tentación de la gula,
ni se manche por consentir a deseos carnales,
ni sucumba aplastada bajo el peso del ayuno,
ni se exponga a los atractivos de la vanidad,
ni caiga en el desorden del odio,
ni se hunda en lo más bajo por los estímulos de las riquezas.

Más bien, oh Dios Padre,
cólmanos de tu dulzura
y haz que observemos con todo fervor tus mandamientos.

Santifica con tu bendición
este comienzo de nuestros ayunos
de tal modo que puedas recompensarnos
una vez llegados al término de los mismos,
a la celebración de la pasión.

Que de tal manera observemos con fidelidad
la abstinencia de estos días
que, cuando lleguemos al final de este tiempo,
podamos alabarte proclamando y diciendo así:
¡Santo, Santo, Santo!

1 comentario en “Oramos con nuestra tradición en la primera semana de Cuaresma

  1. Hoy, es esta oración al Padre, a través del Hijo (pan, alimento, sustento, torrente que extingue la sed), me fijo, tal vez por estar un poco… bajo de tono, en esos defectos: doblez, engaño, gula, deseos carnales, vanidad, desorden, odio, estímulos de la riqueza…
    Y pedir esa maravilla de «colmanos con tu dulzura» y «fervor en tus mandamientos».
    Y con el triple Santo, ya ha -subido el tono-espiritual para el día, teñido de mozárabe y de la arquera de san Isidro.
    Gracias

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *