2 comentarios en “Orar «como Cristo en la cruz»

  1. Empecé a escribir en la tarde, antes de la celebración del rito hispano de hoy martes a las 17horas… Y se borró lo escrito.
    Hemos rezado con los brazos abiertos y las manos levantadas, como iconos paleocristianos… Y me ha hecho pensar mas aun.

    Y además de asemejarnos a los orantes primeros cristianos y en general a cualquier ser humano de Medio Oriente que se dirige al cielo pidiendo al Dios de lo alto… quisiera fijarme en algo mas primitivo, si cabe, algo mas elemental y de supervivencia prehistórica.
    Al abrir los brazos y levantar las manos, en el clásico «manos arriba» estamos desprotegiendo todos los órganos vitales, desde la cabeza, yugular, pulmones, corazón, hígado, vientre y genitales. Normalmente en postura erguida los brazos y manos hacen de escudo protector, ante la agresión externa y logrando la intimidad. Al abrir las defensas, nos rendimos, nos hacemos vulnerables, quedamos desprotegidos, a merced del agresor.
    Y al orar en esa postura, ¿que estamos significando?. Que nos dejamos ser heridos, que tenemos confianza en mostrar toda nuestra vulnerabilidad, que pueden (que pedimos que así sea) atacarnos, pero también pueden curarnos, la mente, el rostro, la carótida, la yugular, el pecho, el corazón, las vísceras y también los genitales y todo lo que estos órganos nos definen.
    Ante el Padre, al que rezamos, estamos abiertos, permitimos, deseamos, que nos «hiera» con su Espíritu. Dejamos que nos «mate» y nos reviva. Estamos voluntariamente entregados, desprotegidos…abiertos. No son sólo manos y brazos en cruz, recordando otros signos de salvación, de muerte y vida, es el cuerpo central, el tronco humano, la respiración, la linfa y la sangre, la piel lo que está debajo de nuestros vestidos, mostrando al bebé, niño, jóven, adulto o anciano que somos…pidiendo ser transfigurados con los brazos en alto…orando.
    No luchamos con el ángel como Jacob, nos dejamos herir, convencidos que esta herida es medicina del alma y del cuerpo.

    Como me gustaría seguir charlando en pequeño grupo de todo esto y de lo pudiera suscitar, para acabar embelesados con los brazos en alto, en comunidad orante, como esta tarde…de tantos amen, amen, amen.

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