Purísima había de ser…


Icono de la Virgen del Signo, venerado antes de la Navidad

***
<Es digno y justo, santo y hermoso, 
sumo e inefable Dios nuestro,  
que te alabemos con las mayores alabanzas  
a que podamos llegar.  
Tú admirable en tus santos,  
eres más admirable en la Concepción inmaculada  
de la Bienaventurada Virgen María.  
Aquellos se rigen por la ley común y la providencia,  
éste es ensalzado de un modo singular,  
pues cuando toda la descendencia de Adán hubo caído,  
sólo María quedó en pie.  
¿Qué podemos decir, pues,  
para afirmar la fe en el misterio  
y robustecer la piedad de los fieles,  
tan pobres y pequeños como somos,  
sino todo lo que hemos oído desde la cuna  
y nuestros padres nos enseñaron:  
lo que pronunciaron nuestros labios no manchados  
cuando éramos niños,  
miles de veces con lengua balbuciente,  
decimos hoy también frecuentemente  
y encontramos todavía escrito sobre nuestros dinteles:  
«Ave María purísima; sin pecado concebida»?

Pero atrevámonos gozosamente  
a exponer alguna consideración  
si Dios mismo nos lo permite,  
y lo que llevamos en el corazón  
profiéralo nuestra lengua.  
Procedes de la boca del Altísimo,  
primogénita de toda criatura,  
no por naturaleza, sino por gracia;  
no se demoró en pensarte  
aquel que todo lo ve y todo lo decretó,  
pues te amó más que a los demás,  
por su divina predestinación,  
el que es la puerta de la bondad,  
buscando una madre digna y adaptándola a tal Hijo.  
Por eso el Señor te tuvo presente en sus obras,  
al principio de sus caminos de salvación,  
para que la gloria de tu Inmaculada Concepción  
redundara en aquel que había de nacer de ti.  
¿Acaso no hubiera sido desdoro para el Hijo  
que su Madre hubiera tenido algo que ver con la culpa  
cuando la carne del Hijo es carne de la Madre?  
Pues se ha dicho:  
Los padres son la gloria de los hijos.  
Brilló, pues, María  
en el primer momento de su Concepción con tal pureza  
que no puede concebirse mayor debajo de Dios.  
Lleguemos, pues hermanos queridos,  
con toda diligencia, y celebremos solemnemente  
este milagro de gracia,  
mucho antes prometido a nuestros padres desde el cielo,  
prefigurado en místicos misterios,  
anunciado en los oráculos de los profetas  
y cumplido en la plenitud de los tiempos.  
Dijo Dios a la serpiente:  
«pondré enemistades entre ti y la mujer,  
entre tu descendencia y la suya,  
ella quebrará tu cabeza».  
Saltemos alegres de gozo:  
María pisa con su ligero pie la cabeza de la serpiente,  
y el primer instante de su vida fue de victoria y triunfo,  
porque siempre la hija de Dios fue llena de gracia,  
fundada en santidad adornada en virtudes,  
compuesta en sus movimientos,  
pura sobre los querubines y los serafines,  
perfecta, finalmente, sobre toda criatura,  
de modo que ninguna pueda imaginarse mejor que ella.  
Por lo que debemos alabar a Dios, nuestro Señor,  
en esta sagrada solemnidad  
de la Inmaculada Concepción  
de la Bienaventurada Virgen María,  
proclamando con toda la asamblea de los santos 
y de los ángeles: Santo, Santo, Santo… >

(Illatio al comienzo de la oración eucarística
en la solemnidad de la Inmaculada / Rito Hispano)

***

Inicio de la Bula Papal que proclama a la Virgen María,
en el misterio de su Purísima Concepción,
como patrona y abogada de los Reinos de España (1760).
Sin embargo, María es celebrada ya como Virgen y Toda Santa
en los textos de la liturgia visigótico-mozárabe.


Mosaico de la Virgen Orante, según el esquema de la Virgen del Signo

***
AUDICIÓN:
Cantiga Santa María Strela do día 

***
Liturgia en Canto gregoriano:

1 comentario en “Purísima había de ser…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *