Los coptos son los descendientes de los antiguos egipcios,
que se convirtieron al cristianismo en el siglo I.
Su nombre deriva de la palabra griega aigyptios (egipcio),
transformado en <gipt> y después en <qibt> ,
de donde derivó la correspondiente voz árabe.
Así pues, la palabra copto significa “egipcio”.
Según la tradición, la Iglesia Copta tendría su origen
en la obra evangelizadora de San Marcos,
autor del segundo Evangelio,
que llevó el cristianismo a Egipto
en la época del emperador Nerón.
Después de la conquista del Norte de África,
a partir del siglo VII,
los musulmanes impusieron a Egipto
su idioma árabe y su religión islámica.
Mientras, una minoría de egipcios
se mantuvo cristiana y preservó también el idioma copto,
derivado del antiguo egipcio.
Hoy, el copto es usado apenas en la liturgia.
Los coptos forman actualmente el 10% de la población egipcia.
Existen altas tasas de migración,
además de conversiones al islam:
forzadas o por conveniencia social.
El 90% de los cristianos coptos
pertenece a la Iglesia Ortodoxa Copta de Alejandría.
El 10% restante se divide entre la Iglesia Católica Copta
y la Iglesia Protestante Copta.
En 1741 un grupo de coptos se separó de la Iglesia Ortodoxa Copta
para entrar en comunión plena con la Iglesia Católica Romana.
Fue así como surgió la Iglesia Católica Copta,
cuya sede está en El Cairo.
Los católicos coptos mantienen sus tradiciones y ritos litúrgicos orientales,
pero reconocen la autoridad y la primacía del papa de Roma,
estando, así, oficialmente unidos a la San-ta Sede.
Su patriarca es Ibrahim Isaac Sidrak.
La situación de la comunidad cristiana copta,
ortodoxa y católica,
ha empeorado después de la caída del dictador egipcio Hosni Mubarak, en 2011.
En los últimos años,
los coptos han pasado a sufrir una fuerte persecución
por parte de facciones islamistas.
Especialmente duro ha sido el atentado
del 11 de diciembre de 2016
perpetrado junto a la catedral de San Marcos en El Cairo.
En el encuentro con esta Iglesia,
organizado por la parroquia del Santísimo Redentor
(próximo 24 de febrero, 20:00 h., en la Sala Liguori: c/ Félix Boix, 13),
participará, entre otros, el Abuna Julio,
presbítero de la Iglesia Copta Católica
y Josepf Ernest San,
diácono de la Iglesia Copta Ortodoxa.
Al final se ofrecerá un vino español y algunas delicias de Egipto.
Muy interesante esta información sobre los cristianos coptos que me ha hecho entender hasta que punto existe un paralelismo con lo que debieron vivir los cristianos mozárabes en España durante la dominación musulmana.
El viernes día 24, tuve la oportunidad de asistir a la charla que se nos ofreció sobre:
«Encuentros con el Oriente Cristiano Iglesia Copta-Católica»
Me alegro de haber asistido porque he aprendido muchas cosas que desconocía de estos «hermanos Cristianos».
Comenzó la charla el Padre Julio, español, que comenzó hablando de la Iglesia Copta-Católica a la que él pertenece, dijo que es una Iglesia desconocida ya que son una minoría, menos de 200.000.
Comentó que tenemos los mismos Sacramentos, pero hay algunas diferencias:
En cuanto a la Unción de enfermos, ellos en Egipto, necesitan 7 curas cada vez que asisten a un enfermo, o en peligro de muerte por su avanzada edad.
En cuanto a la Confesión, es curioso conocer que ellos confiesan mientras están celebrando la misa, si un fiel necesita confesar, paran la misa, confiesan a nivel particular y continúan con la celebración.
En cuanto a la Eucaristía, utilizan pan fermentado.
En cuanto al Celibato, ellos pueden casarse antes de «Ordenarse», una vez «Ordenados», ya no se pueden casar.
A continuación habló Joseph, egipcio, de la Iglesia Copta-Ortodoxa, comentó que ellos son personas con un carácter cerrado, poco comunicativos debido al mal trato que han recibido durante siglos, lo que les obligó a encerrarse en sí mismos.
Comentó que la gente les hace las siguientes preguntas:
¿Cómo aguantan los Coptos que se les trate tan mal, se les asesine y de dónde sacan esa fuerza para continuar?
A lo que Joseph responde diciendo:
«Estamos acostumbrados al sacrificio. Solo pensar que esta tierra (Egipto) la visitó la Sagrada Familia, les hace sentir muy bien y les da fuerza para continuar».
Le preguntan, si no piensan emigrar a otro país a lo que responde que no, que no piensan dejar su tierra, que no pueden vivir lejos de su tierra, es una sensación que no pueden transmitir. Dice que si muere, ya sabe que va a ir a otra vida con Jesús y esto, les hace más fuertes, no tienen miedo de la muerte porque están viviendo la Fe.
Comentó, que Jesús está permanentemente presente en el Altar y tienen varias misas a diario. Ellos siguen a la persona de Jesús que estuvo en su tierra.
¡¡Cuánto te agradecemos, Ána, esta crónica del encuentro con los Hermanos Coptos, los que no pudímos asistir!
Es muy reconfortante comprobar que defienden con pasión, su amor por Jesús,
a pesar de tantas vicisitudes y pruebas por las que se han visto obligados a pasar.
Pienso,como Beatriz, que a mí, también, me recuerda, la valentía, la audacia y tenacidad, con las que nuestros antepasados «mozárabes», mantuvieron vivo el culto en nuestro Rito, hasta llegar a nosotros.
Aunque, cierto es, que nosotros jugamos con ventaja, teniendo al Cardenal Cisneros, que tan fuerte apostó por su pervivencia.
Como siempre, la respuesta, a tanta generosidad, es, GRACIAS.
Gracias, Ana, por esa detallada descripción de la reunión sobre los Coptos. En esta época de tibieza espiritual anima ver que sigue habiendo cristianos que se resisten a toda clase de dificultades para seguir a Cristo!.