Recordando nuestra peregrinación a Italia

El capellán siempre atento P. Diego Figueroa

El capellán siempre atento P. Diego Figueroa

En plena octava de la Asunción de Nuestra Señora, hacemos memoria de la Peregrinación que, este verano de la Misericordia, entre el 18 y el 25 de julio, ha realizado la Hermandad Gothia, y simpatizantes, a Italia. Vaya por delante que, para todos los peregrinos, ha sido un tiempo de Gracia.

Ha sido aprovechado cada instante. Se ha vivido la emoción, la admiración, la espiritualidad, el recogimiento, la oración, la contemplación, el estudio, incluso, algún momento, de alta tensión… Y como no podía faltar, aderezado todo con gran sentido del humor.

Hemos estado acompañados en todo momento por Eduardo, el guía que partió desde Madrid con nosotros. Nuestra llegada a Roma, después de una visita panorámica, se inauguró con la Eucaristía en la parroquia de Ntra.Sra. de Coromoto. El P. Ruverval Monteiro, viajó expresamente a Roma, para darnos la bienvenida. Le estamos muy agradecidos por ello. Nos acogió, mostrándonos su saber y su espiritualidad, en los preciosos iconos que realiza, de los que allí vimos una muestra.

¿Qué decir del hecho de haber podido tener el Vaticano, casi, para nosotros solos, a primera hora de la mañana? ¡Qué privilegio! La celebración de la Eucaristía, sobre el sepulcro de S. Juan Pablo II, fué emocionante. Qué sensaciones removió en nuestro interior que, apenas podíamos contener las lágrimas… Visitar las Basílicas Mayores, San Juan de Letrán y Santa María la Mayor es un sueño. Y la impresionante bajada a las catacumbas.

Pasear por la Roma Barroca, admirando todo lo que tiene que ofrecer. ¿Quien podía sustraerse a hacerse la foto, delante de la bella Fontana de Trevi, plaza Nabona… y tantos otros lugares?

A salto de mata, fuimos sorteando los «espejismos», que, bien aleccionados por nuestro presidente de Gothia, íbamos encontrando a nuestro paso. ¡Difícil tarea! ¿O no? Pero, obedientes y respetuosos, por descontado, todo iba rodando a las mil maravillas. Al día siguiente, celebramos la Eucaristía ante el antiguo icono de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro, que nos cargó las pilas para todo lo que había de llegar…

Deslumbrados en San Clemente, fuimos a la Basílica de San Pedro, ya sorteando a la cantidad de público que acude a ese lugar, diariamente. Pero ese hecho no nos desanimó, y pudimos contemplar la tumba de Pedro, sobre cuya cabeza, Nuestro Señor Jesús posó su mano. Y admirar la belleza de La Piedad, y la impresión tan fuerte que siempre nos produce el contemplar a la Santísima Virgen, con su Hijo, muerto, en brazos. Aquí, Miguel Ángel… también fue tocado por la Mano Divina. Después de tantas emociones, justo antes de entrar en la Capilla Sixtina, cuya guía nos dio, previamente, una explicación exhaustiva…

Visitar el Trastévere, con tantos «espejismos» y tan poco tiempo, producía cierta desazón. Aunque fue aliviada rápidamente, en cuanto pusimos los pies en la Iglesia de Nuestra Señor. Allí rezamos, compramos tarjetas, y alguien, además, perdió, por despiste, su cámara de fotos. Pero, nuestro eficiente guía, la recuperó al día siguiente, con el contento, por motivos sentimentales, que le produjo el hallazgo, a nuestra peregrina «despistada». Cuando íbamos camino de Asís, expectantes y deseosos, por cuanto supone el pisar la tierra que pisó San Francisco, nos detuvimos en San Pablo Extramuros. Visitar la tumba del Apóstol de las gentes, la belleza de toda la Basílica, celebrar la Eucaristía ante el Altar de San Benito… ¿qué decir? ¡Emocionante! Es que se trata, nada más y nada menos que, de San Pablo, de quien estamos hablando… ¡qué pellizco! Aliviando emociones, pudimos despojarnos de «espejismos», un ratito, y pasamos por la tienda, para aprovisionarnos de recuerdos, regalitos…

La comida, en ruta por Rieti, pues tan alegre y divertida como siempre. Aunque esta vez, con nuestra Ingrid, viendo pasar los platos delante de sus ojos, con la mala suerte de que todos «se terminaban», al llegar a ella, con su consiguiente cara de pasmo, nos miraba a los demás como degustábamos. Creo que, como es tan esbelta y estilizada, los camareros no se atrevían a hacerla perder la figura, y llevarse así, un mal recuerdo de ellos. Gracias a Dios, al final se dieron cuenta de que ella, también es humana, y necesitaba sustento…

Y llegamos a Asís. Sol a raudales, en todos los sentidos… físico y emocional. ¡Qué dos maravillosos días! ¡Cómo describir tanta emoción! Es que San Francisco es mucho San Francisco… Visitar la Porciúncula, en Santa María de los Ángeles, sentarse a rezar, cantar allí el Cántico de las Criaturas, con el regalo de la preciosa voz de Charo… uff!! Había que descansar de tanta emoción, y lo hicimos, divinamente, dos noches, en un hotel magnífico. Con unas vistas de Asís y de todo el valle, espectaculares.

Al día siguiente visitamos la tumba de S. Francisco y celebramos la Eucaristía allí mismo: en la Capella della Pace. Y después de comer, en S. Damián, estuvimos delante del Crucifijo que habló al Santo. ¡Impresionante! Y la subida al Eremo della Careci, a rezar el Via Crucis… y a contemplar, a meditar, dejándote invadir por los recuerdos, de unos momentos que «alguien» vivió allí… que experimentó allí… que sufrió allí…por incomprensión o envidias, que obedeció allí, que se abajó allí, que se extasió de Amor, que se sobrecogió allí, contemplando la maravilla de la Naturaleza, enamorado de la Grandeza de Dios, a la que adoptó, como si de su familia se tratase… «Hermano Sol, Hermana Luna…»: Criaturas todas…

A la bajada, después de salir de la iglesia, instantáneas divertidas, improvisadas, y ese José Manuel, esposo de Ingrid, poniéndose siempre delante de mi cámara, para salir en todas mis fotos, fue desternillante. (Según me dijo, estaba imitando lo que hacía Chaplin).

Al día siguiente, salimos hacia Rávena. Íbamos a encontrarnos con belleza a raudales. Joyas monumentales bizantinas y musivas, difíciles de catalogar, si no es con el apelativo de ¡Espectacular! Es alimento para los sentidos y para el alma. Entrar en San Apolinar in Classe y quedarte ojiplático y boquiabierto, es lo normal. Y en el Mausoleo de Gala Placidia, no puede haber más arte en menos metros cuadrados. Comprobar que nuestros antepasados no necesitaban saber leer, para conocer la Sagrada Escritura… La Iglesia de San Vital, arte bizantino en estado puro, albergando unos mosaicos maravillosos y el Baptisterio, otro tanto.

San Apolinar il Nuovo, precioso. Esa expresión de asombro, que tuvimos todo el tiempo en Rávena, se vio aderezada por la guía más dicharachera y pintoresca que se pueda imaginar. Nos regaló momentos hilarantes… su físico, su atuendo, sus complementos, su claustrofobia, pobre, que le hacía sufrir una extrema transpiración, y que para combatirla llevaba una sábana en el bolso… y un abanico, al que daba un trabajo que…madre mía, cuando lo soltara, pobrecito… yacería extenuado… Pero lo mejor, oronda como era la buena señora, utilizaba, como medio de transporte, la bicicleta, que pidió a nuestro conductor del autobús que ¡la metiera en el maletero! (Que, junto con mi maletón, ¿verdad P. Diego?, ocupaban todo el espacio. ¡Lo siento….sufridores-portadores, y gracias!). A través del micrófono inalámbrico, percibíamos todos los jadeos que le producía el esfuerzo de pedalear, pero, aun así, no paraba de hablar y de explicar cosas. Como era su trabajo… pues ále, a no callar. Risas. Nos preparaba la sorpresa de llevarnos, al final de la visita, a un taller, para que viéramos la técnica en la realización de los mosaicos. Cuando llegamos, lo primero que hizo fue ¡meter a todos los hombres en la cárcel! Hay documento gráfico, que lo corrobora. Fue muy divertido. En realidad, como era pequeño el espacio, dijo que pasasen dentro, solo, las señoras. Y los hombres, desde fuera, desde la calle, a través de la reja, mirasen. En el documento gráfico se aprecia la mirada de los «inocentes sufridores»… En venganza, a alguien cercano a quien suscribe, se le ocurrió la feliz idea de proponer que.. se le escondiera la bicicleta. Risas y suspense a raudales. Pero todo se resolvió, sin demasiadas consecuencias. Nuestro original personaje ya había «utilizado» a Eduardo, nuestro guía, como ayuda de cámara, con el consiguiente despiporre de todos los presentes. Claro que él le echó al asunto, una gran dosis de humor. Se despidió nuestra guía, no sin antes llevarnos a la tumba de Dante. Y se alejó, pedaleando, tan ricamente, marchándose por donde vino…

Después de la Eucaristía, paseamos por el pueblo, libres de «espejismos» y tomamos un helado, italiano, como no podía ser menos. Salimos hacia Venecia a la mañana siguiente e iniciamos la visita con un agradable crucero panorámico, hasta el centro de la ciudad. Visitamos la preciosa ciudad y sus canales. Pero, para que no falte de nada, cuando estábamos disfrutando de una de las maravillosas explicaciones del P. Manuel (que merecen capítulo aparte), ante la tumba de Santa Lucía, Mártir, fuimos invitados a desalojar la iglesia, por amenaza de bomba. Al salir ya había en la plaza todo un dispositivo policial, dándonos instrucciones.

Antes visitamos la preciosísima Basílica de San Marcos celebrando allí la Eucaristía. Un ratito de solaz, breve, para llevarnos algún recuerdo. Tan breve que, mi pobre Beatriz casi muere en el intento. Que no cunda el pánico… Es que, cuando nos vimos libres, la ausencia de «espejismos», hizo que el reloj fuera más rápido de lo deseado y llegamos con el tiempo justo de zarpar al barco que nos llevaría hasta donde el autobús nos esperaba, para llevarnos al hotel, en Mestre. ¡Hay que volver a Venecia, sin remedio, porque supo a poco!

Al día siguiente llegamos a Pádua. Celebramos allí la Eucaristía, en la preciosa Iglesia de San Antonio. Y visitamos la tumba del Evangelista San Lucas comprometiéndonos a leer y meditar su evangelio de la misericordia. Fue, como todo, muy especial. La ciudad de Pádua, universitaria, es más bonita de lo que uno espera. Fue una grata sorpresa. Con sus kilómetros de soportales, dónde según cuentan, dormían los estudiantes que disponían de pocos recursos, envueltos en las famosas mantas paduanas. Tras la visita al baptisterio vuelta al aeropuerto de Venecia rumbo a Madrid.

Si al llegar a Roma, nos mantuvieron enclaustrados en el avión más de una hora, por falta de todo… de pista, de plaza de parking, de escalerilla… a la vuelta, primero, casi nos congelan, y segundo, casi matan de hambre a nuestra querida Lola, porque… ¡se quedaron sin existencias! Menos mal que el vuelo transcurrió sin más novedad que el de tenernos que despedir de nuestros amigos, hermanos peregrinos, hasta unos días después, que nuestro presidente, el P. Manuel, nos convocó a Vísperas y Eucaristía, para reencontrarnos y rememorar tan magnífica peregrinación. Acompañado ese momento, con el ágape correspondiente.

Dar las gracias a todos los que se han tomado todas las molestias y todos los esfuerzos del mundo, es lo que nos resta. El director de la Peregrinación ha sido el P. Diego Figueroa. Nuestro agradecimiento a él y al trío diaconal que han hecho honor a su ministerio-vocación Orlando, Salvador y Juan Antonio.

Gracias a todos ellos que nos ayudan a «vivir» todo, de otra manera. A saber mirar y «ver». A saber orar con los ojos y con el corazón. A saborear, paladear y disfrutar de esa forma que, solo quien actúa con generosidad y olvido de sí, puede hacer que lo vivamos. Estos ministros el Señor saben pero no se lo quedan para ellos solos. Comparten con gusto. Nuestro agradecimiento. No olvidamos a Esther Llorente, por tomarse la molestia de editar un cuadernillo de cantos y animarnos en cada Celebración. Gracias a Josefina por toda la logística previa. Gracias a cada uno por su valiosa aportación. A todos.

LUPE

Nota. Espejismo: dícese de aquello que no vemos, aunque tengamos la ilusión de que sí, por ejemplo, las tiendas, cuando no hay tiempo para pararse a entrar.

9 comentarios en “Recordando nuestra peregrinación a Italia

  1. Madre mía…esta entrada teníais que borrarla por promover el pecado de la envidia….jajajajaja…..me alegro muchísimo de que hayáis disfrutado tanto en la peregrinación, bendito sea Dios que os ha colmado tanto.

  2. Muchas gracias, Lupe.
    Tu trabajo de síntesis es una obra de arte renancentista.
    En qué corto espacio y con qué espléndida redacción has conseguido resumir nuestra gozosa experiencia por tierras de Italia.
    Que Dios te bendiga a ti y a Salvador y también a cada uno de los 53 peregrinos, a su guía Eduardo y a su chófer Jaime.

  3. Gracias, Lupe, por tan esplendido relato de lo vivido en Italia. Si, es para tener envidia. Un viaje memorable sin duda. Y lo mejor de todo? La gente, la convivencia, el espíritu de alegría que reinaba en todo momento.

    Me uno a Lupe en los agradecimientos a los que contribuyeron directamente a la organización- todos los mencionados por Lupe y a alguien muy especial que no ha querido figurar en la relación pero cuya presencia antes, durante y después de viaje fue notable: el Padre Manuel.

  4. ¡Qué amables sois! Como sabeis, de lo que está lleno el corazón, habla la boca. Todos hemos vuelto, supongo, así de bien alimentados… en todos los sentídos. ¡Qué gozoso Descanso…! Gracias.

  5. Gracias Lupe, por tan preciosa sintesis cuya lectura nos traera siempre una y otra vez, nuestra entrañable peregrinacion.
    Lo has hecho tan magistralmente que no me atrevo a añadir nada, salvo comentar que se ha cumplido lo que el P. Manuel auguró al inicio de la peregrinación: los lazos entre todos los participantes serán, a partir de aquellos dias, mucho más estrechos.
    A todos y cada uno los siento desde entonces muy cercanos a mi. Que así nos conserve el Señor.

  6. Realmente, Lupe, debo reconocer que has hecho un trabajo de síntesis que…Madre mía!! Está genial!!. Me ha servido para recordar.
    También yo quiero agradecer a todos esta maravillosa peregrinación.
    Espero seguir rezando por y con vosotros en muchas más ocasiones.

  7. Una peregrinación bonita e interesante, como muy bien has reflejado Lupe, cada vez que leamos tu reseña, no dudes que reviviremos los gratos momentos compartidos en Italia.
    Siento seguir promoviendo el pecado de la envidia, pero es la realidad.

  8. Gracias Lupe por lo bien que describes ese estupendo viaje que has realizado me has ayudado a volver a esos lugares de Roma tan queridos y con tanta fuerza para nuestra Fe. Un abrazo Naty

  9. Mi querida Lupe y a todo el resto de queridos peregrinos:
    Ojiplática me has dejado con tu maravillosa redacción donde, como comentan los demás, el viaje está extraordinariamente condensado y explicado; imposible mejorarla. Mereces un premio.
    Qué recuerdos tan felices y qué momentos tan divertidos nos has hecho rememorar. Dios te bendiga por ello. Y a todos los demás por vuestra colaboración en que el viaje fuera perfecto. Y es que, cuando Dios está por medio, todo sale bien.
    Gracias, gracias y gracias.
    Ángeles

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