Sábado mariano:
cantando la victoria del Cordero / León

«Almas resplandecientes,
que habéis alcanzado
la Patria celestial,
vencedores al fin,
vuestro canto seguirá siendo
un aleluya sin fin.

 

Allí, con gran clamor,
resuenan por siempre las melodías
que en honor de su Rey
cantan un aleluya sin fin«.

 

<Alleluia perenne>
Himno visigótico, s. VII
***

 

Hoy celebramos al evangelista san Marcos.
Es una buena oportunidad para hacer «lectio divina»
con algún texto del Evangelio que lleva su nombre.

 

Proponemos para su lectura estos pasajes
que son exclusivos de Marcos
(no aparecen como paralelos en Mateo o Lucas):
Mc 3,20-21; 4,26-29; 7,32-37; 8,22-26; 14,51-52.
Son versículos a destacar porque todo el material de Marcos
se halla también en los otros evangelios sinópticos
o, por lo menos, en uno de ellos.

 

1 comentario en “Sábado mariano:
cantando la victoria del Cordero / León

  1. Almas resplandecientes, Patria celestial, resuenan por siempre las melodías en un aleluya sin fin.

    El cielo, representa a Dios: el sol, la luna, las estrellas de movimientos predecibles, la lluvia vivificante. Antes el dios de los mitos estaba por la tierra, de golpe, el cielo y los seres divinos subieron y se alejaron. Primero a las montañas, a las alturas, el mas alto, altísimo, el orden cósmico. Ahora de forma incómoda el cielo alto convive con la moderna idea del espacio. Pero la forma y los símbolos antiguos del dios del cielo siguen vivos en nuestro interior, en las oraciones antiguas que repetimos en la liturgia.
    Aleluya cantado, en la claridad de la luz y en las chispas de la consciencia del cielo cuajado de estrellas.
    ¿Hay algo mas cercano al cielo de las «almas resplandecientes» que el sacramento de la Cena?
    Resuenan los aleluyas en el aire y de vez en cuando nos unimos a su ritmo con nuestras gargantas.

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