San Isidro, patrón de Madrid

Ha comenzado ya la novena preparatoria a la fiesta de san Isidro.
El domingo anterior al 15 de mayo, según costumbre madrileña, comienzan las fiestas del santo.

 

Este año 2020 de manera muy especial: con una celebración más interior e íntima.
Es una buena ocasión para profundizar en la vida de aquel que es patrón de la Villa de Madrid y de los agricultores. La tradición le hace mozárabe en un Magerit que se abre a Castilla; así, se refleja en estos himnos del Códice de Juan Diácono que conviene escuchar y difundir.

 

Nos unimos con esta música a todos los madrileños, a los hombres y mujeres del campo y tantos que recuerdan al labrador mozárabe:

 

 

2 comentarios en “San Isidro, patrón de Madrid

  1. Sobre el Códice Juan Diácono. Entre 1232 y 1275.

    El Acta 1566, firmada por D. Juan Álvarez en 1421, se dice escrita en el mesmo cuaderno que es del dicho cuerpo santo. ¿De qué cuaderno hace mérito? ¿Del postrero? No, ciertamente. La serie de los milagros, que discurren, desde la página 39 hasta la 52 forman cuaderno aparte. A ellos no se refiere D. Juan Álvarez; por la sencilla razón, de que el folio, donde está el acta, es el último que se recortó del cuaderno anterior567, conforme lo evidencian sus propias medidas y las sinuosidades del recorte. El haber estado en blanco este folio hasta el año 1421, demuestra que la parte esencial es la que cierran dignamente los himnos y llega hasta el año 1271. Sienta dos proposiciones fundamentales568:

    1.ª -Apud Majoritum memoria beati Isidori,Jesu Christi Domini nostri gloriosisimi confessoris.

    2.ª -Per quem cooperante Domino multa miracula, quae per culpam negligentiae non sunt scripta, diversis temporibus ac diversis modis in personis pluribus sunt ostenta. Ex quibus, nostris temporibus iuxta modum debitum quae fideliter invenire potuimus, consequenter scribere nisi sumus.»

    De los milagros, que Juan Diácono afirma haber acontecido en su tiempo, no separa569algunos que ocurrieron en el día de la exhumación y traslación del cuerpo de San Isidro. La traslación se verificó, como nadie ignora, en el domingo de Cuasimodo, cuarenta años después de haber fallecido el Santo en viernes 30 de Noviembre. La cuenta sale cabal con señalar el año 1190 para el dichoso tránsito del glorioso labrador patrón de Madrid; y el   —156→   30 de Marzo de 1231, que fué domingo de Cuasimodo, para el día de la solemne traslación; con lo cual se ajusta que un año más tarde ó en Mayo de 1232 tuviese lugar el primer milagro de rogativas, reseñadas por Juan Diácono570.

    Este, al narrar el milagro siguiente, acaecido en 1252, cita571 como actor principal del fervor excitado en el pueblo á un franciscano de gran virtud; á cuyo testimonio, dice, se debe toda fe (cui totaliter fides est adhibenda). El convento de San Francisco el Grande, y sus moradores hacen importante papel en todo el decurso de la obra. El mismo autor se manifiesta muy adicto á los franciscanos hasta el punto de figurar en la comida fraternal, que en aquel claustro se tenía dispuesta para los clérigos del cabildo de Madrid572 amistados en santo consorcio con aquellos religiosos tan beneméritos siempre, y bien quistos del pueblo. Nada, pues, obsta para que supongamos la estancia de Gil de Zamora en su convento de San Francisco de Madrid durante el curso de los sucesos, donde el autor se exhibe como testigo ocular de ellos. Bajo esta hipótesis, cuya comprobación ó rectificación há menester de otros documentos573, fácilmente parecerá razonable el atribuir al sabio franciscano la composición de esta leyenda milagrosa, que entraba de lleno en lleno en sus predilectos estudios. El estilo y plan de la obra, la sobriedad, claridad y llaneza de los conceptos, la profunda doctrina bíblica y teológica, la dulce unción ó piedad, el metro y belleza poética y aun la notación musical574 de los himnos, todo en una palabra parece anunciar que si él no fué el autor, por lo menos lo hubo de ser un ingenio igualmente ilustre. Ciertamente se nos brinda en 1261575 el clérigo de la parroquia de San AndrésJuan Dominguez; mas ¿quién conoce su estilo, ni su peculiar talento?

    Sobre el prodigio del año 1252 ya noté576que una frase de su   —157→   relación arguye que el autor, cuando la escribió no se hallaba en Madrid; y ahora cúmpleme observar que por ella resulta, ó se ha de presumir, que no trazó la leyenda para uso precisamente de la parroquia de San Andrés, donde se festejaba San Isidro, sino como parte de una colección general de leyendas de Santos. A este concepto favorece también la introducción ó fórmula ritual que encabeza el escrito577: «Apud Maioritum memoria beati Isidori.»

    En 1282, Gil de Zamora había dado fin al gran tratado De viris illustribus, que elaboró para completar la instrucción del príncipe heredero de Alfonso el Sabio578. Un manuscrito, cuyo paradero ignoro, de sus «Leyendas de los Santos dispuestas por orden alfabético (Legenda Sanctorum per ordinem alphabeti)», existía, hace siglo y medio, en poder de D. Juan Manuel Pantoja; y lo vió el P. Fr. Juan de San Antonio579en Cabañas, cerca de Ocaña. Si terminó en 1271, como dejo indicado, la Leyenda de San Isidro, bien pudo acrecentarla durante once años con largo y prolijo apéndice. Sacándolos de diversas fuentes, sin ya negar que anduviesen escritas en 1275580, no tanto historió cuanto apuntó con sobrada parsimonia nuevos milagros; y estos son los que, á mi ver, después de los himnos en cuaderno aparte y sección distinta nos ha guardado el códice madrileño.

    Madrid, 15 de Mayo de 1886.

  2. Fascinante la historia de la traslación del cuerpo de San Isidro. La música de Juan Diácono nos coloca en la época y evoca con su texto la imágen que se tenía del santo en su tiempo.
    En la situación actual de confinamiento prolongado es más fácil meditar sobre este gran santo nuestro.

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