Se acerca la Pascua

De nuevo, Pascua…

“Pero, ¿cómo es posible todo esto? ¿No pasó ya, para no poder repetirse, la muerte de Cristo? ¿Cómo puede su Pascua ser nuestra Pascua?

En el orden de la naturaleza y en el ámbito de la historia, ciertamente sí, la Pascua de nuestro Señor tuvo lugar una vez y acabó para siempre. En el tiempo, la muerte de Cristo no puede repetirse. Corporal y materialmente nuestro Señor no vuelve a derramar su sangre en la cruz. Y, sin embargo, la sangre del Cordero, que un día fluyera en la cruz, sigue fluyendo también hoy; a través de todos los siglos, Cristo repite su marcha al Padre, su Pascua es, como enseñan los Santos Padres, una realidad perenne. Pero esta constante presencia de la Pascua es de distinto tipo de aquella realidad histórica y cruenta de la Cruz. La Pascua de Cristo es para nosotros una realidad presente, como lo fue ya, antes de la muerte cruenta en la cruz sobre el Gólgota, en el cenáculo, cuando Cristo dio cumplimiento a la Passah [Pascua] judía y festejó con los discípulos su “paso” de este mundo al Padre como Pascua de la Nueva Alianza.

2 comentarios en “Se acerca la Pascua

  1. Hoy si que el mensaje es central y esencial.

    Jesús, Hijo del Padre, el Cristo, terminando su quehacer humano, celebró con sus amigos su último pesah como judío e inventó la Nueva Alianza y como signo y regalo inventó el Memorial de su carne y sangre sobre el pan y vino compartido. Padece tortura y muere para Resucitar inventando la Nueva Pascua de redención definitiva.Y deja su Santo Espíritu para que entienda nuestro corazón y mente. Y todo en comunidad.
    De aquí todas las consecuencias…

    Corregidme si digo incorrecciones o falta algo del núcleo esencial, pues es el resumen para mí y para contar si alguien del «mundo» me pregunta, o para testimoniar en catequesis o entre paganos, escépticos, musulmanes y gnósticos.

    Abrazo de camino a Ceuta, con mis instrumentos, puente de invasiones y de encuentros de culturas, mares y continentes

  2. La muerte de Cristo no se puede repetir pero las consecuencias de su sacrificio están con nosotros para siempre a traves del Espiritu Santo y nuestra vida como cristianos está determinada por ese acontecimiento histórico.

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