Textos bíblicos para rezar y afianzarse
en el seguimiento de Jesús, nuestro Maestro
- Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.
- El discípulo no está por encima del maestro; mas es perfecto si se asemeja al maestro.
- Os he dado ejemplo de cómo Yo he hecho así también hagáis vosotros. ¡Bienaventurados seréis si comprendéis esto y lo hacéis!
- Yo soy la puerta.
- Yo soy el camino, la verdad y la vida.
- Yo soy la luz del mundo.
- El que me sigue no anda en tinieblas, sino que tiene la luz de la vida.
- Si quieres ser perfecto, vende lo que tienes, dalo a los pobres y sígueme.
- El que quiera ser mi discípulo, niéguese a sí mismo y sígame.
- El que no lleva su cruz y no me sigue, no puede ser mi discípulo.
- Si alguien me quiere servir, que me siga.
- ¡Seguidme!
- Mi Padre actúa sin cesar, y Yo también.
Después de leer este laberinto de 13 sentencias que asemeja un entrelazado celta o mozárabe se nos ofrece, increpa, sugiere… «deja una respuesta».
Y me atrevo… balbuceante, como si fuera un diálogo, una reunión de la «fraternidad».
La referencia esencial es el Padre (vuestro Padre y mi Padre, así dice en la primera y la última) que actúa y que es perfecto.
El resto de sentencias dice que él es el Maestro y que los discípulos han de quererle y «seguirle», porque es el ejemplo a copiar y es puerta, camino (el que camina) y luz. También que es «verdad».
¿Cómo hacer?
Negándose a si mismo, asumiendo su cruz (da por hecho que cada uno lleva su cruz) y lo peor… niégate, vende los demás valores que crees que tienes y compártelos con «los pobres»
Y la recompensa: saldremos de las tinieblas, seréis felices-bienaventurados, seréis mis discípulos… seréis perfectos… Como Él, como el Padre (que actúan sin cesar).
El entrelazado celta-mozárabe ya no es un laberinto sino una geométrica cruz, ¿la cruz de san Jorge? Puede ser…