Sentidos de la Escritura


«La doctrina de los cuatro sentidos de la Escritura es una parrilla,
un modo de organizar las explicaciones de un texto bíblico
o de una realidad de la historia de la salvación,
distinguiendo en ellos cuatro campos o niveles distintos de aplicación:
1. El nivel literal e histórico;
2. El nivel alegórico (hoy se prefiere llamarlo tipológico) referido a la fe en Cristo;
3. El nivel moral, es decir, en referencia al obrar del cristiano;
4. El nivel escatológico, que se refiere al cumplimiento final en el cielo.

Escribe Gregorio [Magno, el santo papa]:
«Las palabras de la Sagrada Escritura son piedras cuadrangulares…
En cada acontecimiento del pasado que cuentan [sentido literal],
en cada cosa futura que anuncian [sentido anagógico],
en cada deber moral que predican [sentido moral],
en cada realidad espiritual que proclaman [sentido alegórico o cristológico],
por cada lado se tienen en pie y son irreprochables»»
(R. Cantalamessa, 2023).


Reservando en la agenda el viernes 24 de marzo…

***

En Cuaresma recordamos las obras de misericordia
que hemos de practicar durante todo el año.

2 comentarios en “Sentidos de la Escritura

  1. Isidro Mozárabe, san Isidro labrador, fue el Noé de su arca, cofradía, su iglesia, en Madrid del siglo XII.
    https://youtu.be/AwvAPfoTC-g

    Feliz martes mozárabe.
    «El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

  2. Cedit frigus hiemale. Conductus. Monasterio de Ripoll
    Cede el frío invernal en nuestros corazones.
    https://youtu.be/fSbbcHtidu8
    Grabado en Silos, julio 1968, tocando el campanil con 15 inviernos.
    LATÍN
    Cedit frigus hiemale,
    cedit tempus estivale,
    iuventus letatur.

    Ecce tempus est vernale
    quo per lignum triumphale
    -inter ligna nullum tale-,
    genus hominum mortale
    morte liberatur.

    Accusatur, condemnatur,
    ligatur et flagellatur,
    aceto, felle potatur,
    opprobriis saturatur,
    spinis coronatur.
    ESPAÑOL
    Cede el frío del invierno
    retorna el tiempo cálido,
    la juventud se alegra.

    He aquí, es el tiempo primaveral
    por el que, a través del madero triunfal
    –no hay otro igual entre el resto de maderos–
    el mortal género humano
    se libra de la muerte.

    Es acusado, condenado,
    atado y flagelado,
    le hacen beber hiel y vinagre,
    es colmado de insultos,
    es coronado de espinas.

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