«EL Evangelio de Tomás, en comparación con los evangelios del Nuevo Testamento,
no es un escrito temprano, sino tardío; no es auténtico, sino secundario.
Contrariamente a lo que mantienen algunos estudiosos,
el Evangelio de Tomás tuvo su origen en Siria, y
probablemente no antes de finales del siglo II.
El Evangelio de Pedro, que presenta una cruz que habla, es tardío y poco creíble.
De hecho, el documento fragmentario que ha llegado hasta nosotros
podría no ser el Evangelio de Pedro y podría datar de los siglos IV o V.
La versión «secreta» del Evangelio de Marcos,
supuestamente encontrada en el monasterio de Mar Saba,
es una falsificación contemporánea.
El análisis de la escritura pone de manifiesto las pruebas que lo demuestran.
Las conclusiones específicas del Jesus Seminar son rechazadas
por la mayoría de los investigadores en Norteamérica y en Europa.
No hay absolutamente ninguna prueba creíble de que Jesús tuviera una esposa o un hijo.
Los datos de que disponemos muestran convincentemente que los evangelios del Nuevo
Testamento -Mateo, Marcos, Lucas y Juan- son las mejores fuentes para comprender al Jesús
histórico.
Los evangelios del Nuevo Testamento
están basados en los relatos de testigos oculares y
refieren verdadera y rigurosamente la enseñanza, la vida,
la muerte y la resurrección de Jesús»
(Craig A. Evans)
Cómo algunos estudiosos modernos tergiversan los evangelios
Aleluya romano antiguo:
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Letra «Omega» en la Biblia mozárabe de León (s. X).
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Cruz hispana
con los brotes en el travesaño de la Cruz
indicando la Vida del Resucitado
y las letras Alfa y Omega
que en el libro del Apocalipsis
describen a Cristo como Kyrios y Viviente.