Por lo que respecta a la expresión “¡Señor, ten piedad de mí!”, en la Filocalia hay una maravillosa explicación, en un capítulo titulado “Explicación del ‘¡Señor, ten piedad!’ (Kyrie Eleison)”.
Entre otros aspectos, el autor dice: «La misericordia de Dios no es otra cosa que la Gracia del Espíritu Santo, que nosotros, los pecadores, debemos pedirle a Dios, clamando sin cesar: “¡Señor, ten piedad de mí!”, que significa:
“Apiádate de mí, que soy un pecador, Señor, y mira el estado en el que me encuentro.
Llévame de vuelta a Tu Gracia.
Concédeme el espíritu de la fuerza, para confortarme y poder enfrentar las tentaciones del demonio y los malos hábitos de todo pecador.
Concédeme el espíritu de la contrición, para poder transformarme, para alcanzar el conocimiento de mí mismo y poder redimirme.
Concédeme el espíritu del temor y del sobrecogimiento, para poder temerte a Ti y saber respetar Tus mandamientos.
Concédeme el espíritu del amor, para poder amarte y no separarme jamás de Ti.
Concédeme el espíritu de la paz, para mantener en la serenidad mi alma, para poder concentrar mis pensamientos y ser sosegado y pacífico.
Concédeme el espíritu de la pureza, para mantenerme limpio de toda podredumbre.
Concédeme el espíritu de la docilidad, para saber conservar la calma entre mis hermanos cristianos y librarme de la ira.
¡Concédeme el espíritu de la humildad, para no caer en el orgullo!”».
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Hoy es la fiesta de Hildegarda de Bingen
Audición del Kyrie:
Cuántas maneras existen de cantar Kyrieleison, incluyendo esta Sequentia de Hildegard von Bingen. Es quizás poco conocida esta gran y multifacética mujer del siglo XI-XII . Es difícil imaginarse en ese periodo de la historia, cuando la mujer casi no contaba en la sociedad. que pudiera existir esta santa enormemente influyente y fascinante, comprometida con la reforma gregoriana y prolífica compositora. Vale la pena estudiarla.
Contemporánea de María de la Cabeza de Torrelaguna.