Tiempo pascual y María de Magdala

La «Pentecostés» o Cincuentena Pascual
es un tiempo muy apto para reconocer el papel protagonista
que las mujeres (miróforas) tuvieron en la experiencia del Señor resucitado.
Entre ellas destaca María de Magdala.
En estos días de la Ascensión,
os propongo rezar con este hermoso texto eucarístico (Prefacio)
donde se recuerda que El que está a la derecha del Padre,
se manifestó vivo a esta mujer
e hizo de ella una apóstol de apóstoles.
En el Libro de los Hechos vemos la importancia del apostolado:
la difusión de la buena noticia de Jesús como Señor.

 

La versión española (de Colombia) tiene una belleza peculiar:

«Es nuestro deber y salvación,
darte gracias siempre y en todo lugar,
Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
El cual habiéndose manifestado en el jardín,
se apareció a María Magdalena,
aquella que le amó con devoción,
aquella que le vio morir en la cruz,
la que fue a buscarle al sepulcro en el que yacía,
la primera que le adoró al resucitar de entre los muertos,
la que como apóstol de los apóstoles
tuvo la honrosa misión de comunicar aquella buena noticia
que sería por ellos proclamada hasta los confines del mundo».

 

«La Magdalena siguió hasta el Calvario a Cristo, que la había curado.
Estuvo presente en la crucifixión, en la muerte y en la sepultura de Jesús.
Junto con la Madre santísima y el discípulo amado
recogió su último suspiro y el tácito testimonio de su costado traspasado:
comprendió que su salvación estaba en aquella muerte, en aquel sacrificio.
Y el Resucitado quiso mostrar su cuerpo glorioso ante todo a ella,
que había llorado intensamente por su muerte.
A ella quiso confiarle «el primer anuncio de la alegría pascual» (Colecta),
para recordarnos que precisamente a quien contempla
con fe y amor el misterio de la pasión y muerte del Señor,
se le revela la luminosa gloria de su resurrección» (S. Juan Pablo II).

 

1 comentario en “Tiempo pascual y María de Magdala

  1. Pues si, Jesús gestiona su amistad como humano y distribuye signos y palabras entre sus cercanos. Que menos que sentir cercanía con sus cercanos y María Mag. se nos muestra en las Escrituras como protagonista de amistad y servicio.

    ¿Hasta cuando también el ministerio para las marías de la comunidad eclesial?

    Creo que se insiste poco en que la fe y otras virtudes no es otra cosa que facetas de «amistad» cercana… humana.

    Otros lo llaman «amor», pero es un término lleno de aristas y confusiones para los aún no bienaventurados… o no místicos probados y «acrisolados»

    Buen junio para la alquimia del corazón.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *