Ven, Señor; ven, Adonai

Ant. «Oh Adonai,
Pastor de la casa de Israel,
que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente
y en el Sinaí le diste tu ley,
¡ven a librarnos con el poder de tu brazo!”

Pedimos al Santo Pneuma el don de inteligencia

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Este don ilumina nuestra la fe con una luz especial: nos abre el sentido más profundo de las escrituras sagrada (cf. Lc 24 ,45)

«Es una gracia que sólo el Espíritu Santo puede infundir y que suscita en el cristiano la capacidad de ir más allá del aspecto externo de la realidad y escrutar las profundidades del pensamiento de Dios y de su designio de salvación.

… el entendimiento permite «intus legere», es decir, «leer dentro»: este don nos hace comprender las cosas como las comprende Dios, con el entendimiento de Dios (Papa Francisco).

 

La Palabra de Dios, que nacería como hombre en María, se manifestó a Moisés en la zarza ardiente.

 

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La fiesta de Santa María de la Esperanza:  
18 diciembre 

 

La fiesta mariana del 18 de diciembre fue solemnemente instituida por el concilio Toletano X del 656 (J. Vives, Concilios Visigóticos e Hispano-romanos, Barcelona-Madrid 1963, 308ss). Había sido promovida por san Ildefonso, entonces abad del monasterio agaliense (Toledo).

Esta genuina solemnidad hispana, ocho días antes de la Navidad del Señor, se sitúa en el quicio de las dos perspectivas del tiempo de Adviento: la expectación de la venida del Señor in gloria desde la memoria de su venida in carne en el seno de la Hija de Sión. Todo ello celebrado por la Iglesia in sacramento. 

El tinte mariano que la Iglesia de Roma dio al 25 de diciembre condujo a celebrar a Santa María, Madre de Dios como colofón de la octava (1 enero). En España, más que prolongación se instituyó una preparación: una fiesta que contemplando la dignidad de la Madre llevase a los fieles a prepararse a recibir al Hijo de Dios. El 18 de diciembre introduce a la Iglesia en la misma esperanza de la Virgen Madre que aguarda el Nacimiento del Redentor.

La fiesta, aún después del cambio de liturgia (Rito hispano a romano), permaneció en los libros litúrgicos de las diversas diócesis españolas con distintos nombres: Santa María en Adviento, Expectación ante el parto, Nuestra Señora de la Esperanza, la Virgen de la “O”. Esta última advocación conjuga la piedad popular con la liturgia: la fiesta de Santa María comienza con las primeras vísperas del 17 de diciembre, cuando se inician las célebres Antífonas que preceden al canto del Magníficat en la oración de la tarde (Oficio de Vísperas).

La hondura teológica de esta jornada se mantuvo durante siglos con su celebración litúrgica y las costumbres populares (repostería casera, septenario en las familias, adorno de los hogares, colocación del nacimiento, luces en las calles, etc.).

2 comentarios en “Ven, Señor; ven, Adonai

  1. …oprimidos por la antigua esclavitud del pecado ser liberados por el nuevo y esperado nacimiento de tu Hijo. Que vive y reina …

    Ya vamos acercándonos a comprender.

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