¡Venga tu Reino, Señor!

Venga a nosotros Tu Reino, Señor. Tomando la carne débil de la humanidad herida, un Rey nos llega a la vida en la humildad de un portal. Le adoran voces gloriosas de ángeles que proclaman la llegada del Mesías, del Rey, del Señor de paz. La caravana sublime de orientales mensajeros, a los pies del Soberano se postraron con amor. Al Rey le ofrecen incienso, oro y mirra perfumada mientras que su Madre santa le adora con humildad. Siendo de Israel Monarca, heredero del dominio del David, rey sin igual, a Jerusalén le llevan para que llegue hasta el trono que conquistara piadoso no con armas ni con fuego, sí con la sangre de paz. Reino de vida y de gracia, Reino de amor y verdad, Reino que sube a los pobres al trono de la piedad, Reino que rompe cadenas, Reino que sirve en amor, Reino sin torres de fuego, Reino de luz y de paz.

Este es el Reino anunciado por los campos galileos, reino para los pequeños, de humilde y fiel corazón. Reino que da vida plena, en sublime bendición, Reino que quiebra los cetros de vanidad y terror. A la Jerusalén de gloria, llegó el Rey-buen pastor, jinete en pobre jumento, sin espada, sin temor. Niños hebreos le cantan, al que viene en son de paz, hosannas con voces blancas, y olivos con humildad. Pero llego la jornada de real coronación en la que el Rey de la gloria recibiría la Unción. Trocaron en dura espina la corona del Señor, por cetro le dan la Caña su sangre, manto de honor. En la cruz, por trono elevada clavaron al Rey de Amor, y por título le ponen la sentencia del dolor. Rey nazareno le dicen, al Mesías salvador, y como rey le conocen el ladrón y el centurión. Consumado el Sacrificio del más sublime Señor, en regia mirra le bañan envuelto en brazos de amor. Y le ponen a la sombra del Sepulcro al Buen Pastor, mientras que María vela como Reina a su Señor. El Rey vence la tiniebla, la luz envuelve al Señor, con la cruz como bandera, va derramando esplendor. Y a la gloria asciende lleno de victorias y de amor, para preparar el cielo a su rebaño, el Señor. Cristo Rey de las naciones, de la Historia, gran Señor, contigo suba la estrofa de nuestra fiel devoción. Al Padre sea la Gloria, al Espíritu de amor, y al Hijo de casta virgen, nuestra tierna adoración.

P. D. A. Uribe Castrillón

Medellín (Colombia)

4 comentarios en “¡Venga tu Reino, Señor!

  1. Bonita y piadosa oración-poema.
    Hoy día para la juventud habrá que hacer nueva pedagogía sobre reino, rey, señor, dominio, vasallaje, etc para enriquecer las imágenes y contenidos literaros.

    El rey, es la pieza más importante del ajedrez. El acercamiento y su captura es el único objetivo del juego. Jesús rey, nos captura a nosotros. Este es el nuevo objetivo… mi objetivo.

    Reino de Dios, reino de los cielos (Mateo), según que evangelio… no va de teocracia, ni de convenios iglesia-estado.

    Adviento… ven ya!. y que podamos cantar , bajando del Aventino con lluvia suave hacia la isla tiberina…»Rorate caeli desuper»

  2. El Reino nos lo trae Cristo con su victoria en la Cruz y en el Juicio final, donde se verá cómo hemos sido en este mundo, sabremos quién está a su derecha.

  3. Como hemos oído en el Evangelio de hoy, Jesús mismo se declara Rey ante Pilatos: “Tú lo dices, yo soy rey. Pero mi reino no es de este mundo”.

    El se afirma con la fuerza de la verdad, justicia y amor, Su Reino es el de la Verdad, constatado en la Cruz librándonos de los pecados.

  4. Rey, sin vasallos…
    Rey, sin siervos…
    Rey, Hermano…
    Jesucristo, Rey del Universo, Amigo.
    Y en nuestro corazón,
    en nuestra vida,
    en la Vida,
    unánimemente,
    es… el Amor,
    es… ¡El Señor!

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