Vigilia de la Encarnación

“Cristo Jesús, alfa y omega…
Tú, dado en prenda por Dios e hijo del hombre,
fuiste hallado digno de desatar los precintos del libro
sellado con los siete sellos.
Eres el poderoso Cordero inmolado de siete cuernos,
brillante con siete llamas”.

Del himno hispano-mozárabe Te centies mille legionum angeli 
en Hymnodia Gotica, pp. 88-89; Breviarium Gothicum, ff. 382-383.


La venerable liturgia hispana llama Corporatio a la Encarnación:
el Verbo de Dios asume un cuerpo que será para la Pasión,
para ser entregado como Cordero de sacrificio, Siervo de Dios.
Un misterio de confesamos con rendida adoración.
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El antiguo calendario hispano del «Antifonario de León»
recuerda hoy a la discípula de san Pablo: santa Tecla.
El calendario universal celebra a san Óscar Romero (+ 1980).

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A partir de esta tarde comenzamos la gran fiesta de la Encarnación.
El mismo tema fue celebrado en España el 18 de diciembre (Conc. X de Toledo).
«En el camino de escucha de la Palabra de Dios, nos acompaña la Madre del Señor,
reconocida como bienaventurada porque creyó en el cumplimiento de lo que el Señor le había dicho (cf. Lc 1,45).

La bienaventuranza de María precede a todas las bienaventuranzas pronunciadas por Jesús para los pobres, los afligidos, los mansos, los pacificadores y los perseguidos, porque es la condición necesaria para cualquier otra bienaventuranza.
Ningún pobre es bienaventurado porque es pobre;
lo será si, como María, cree en el cumplimiento de la Palabra de Dios»
(Papa Francisco).
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En la vigilia de la fiesta de la Encarnación del Hijo de Dios
oramos por las mujeres que esperan un hijo
y por todas aquellas personas que trabajan por la vida.

AUDICIÓN:Santa María de la esperanza

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