Yo soy la puerta de las ovejas

Durante la Cincuentena pascual la Iglesia vive el misterio de la nueva vida siguiendo el evangelio según san Juan. En este texto Cristo utiliza siete metáforas para designarse a sí mismo. En este Cuarto Domingo de Pascua -ciclo A- descubrimos al Señor, buen Pastor, como <puerta> del aprisco (cf. Juan 10, 1-10).

 

Proponemos dos materiales para hoy, o los siete días de esta semana, con estos textos bíblicos y con la Plegaria Eucarística hispana de la Santa Cruz:

 

A. TEXTOS BÍBLICOS:

1. «Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre;
y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.» (Jn 6,35 Cf. Jn 6, 41.48.51)

2. «Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo;
el que me sigue, no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.» (Jn 8,12 cf. Jn 9,5)

3. «Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.» (Jn 10,9)

4. «Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.» (Jn 10,11. Cf. Jn 10,14)

5. «Dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.» (Jn 11,25)

6. «Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.» (Jn 14,6)

7. «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no da fruto, lo corta;
y todo aquel que lleva fruto lo poda para que dé más fruto.» (Jn 15,1s Cf. Jn 15,5)

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B. ANÁFORA HISPANA de la CRUZ GLORIOSA
El calendario hispano nos invita a mirar el árbol de la Cruz.
Es una mirada a la Gloria del Señor, al Árbol de la Vida.
Lo hacemos de la mano de los apóstoles san Felipe y Santiago el Menor.

Es digno y justo, es necesario y saludable darte gracias,
Señor, Padre santo, Dios eterno y todopoderoso,
cumplir con nuestro deber de ofrecerte sacrificios
y elevar sin cesar nuestras voces de alabanza;
para recordar, ante tu admirable clemencia
lo acaecido en tiempos pasados,
y de modo especial proponer el ejemplo de los dos Adanes,
el que habitó en el paraíso
y el que es el redentor del género humano.

Aquel fue el primero, pero éste es mejor.
Aquel fue terreno, éste celeste.
Aquel hecho de barro, éste concebido por la palabra.

Entonces, por instigación del diablo, Eva fue engañada;
ahora, por el anuncio del ángel, María es glorificada.
Entonces, por envidia de la serpiente,
el hombre, que había sido creado, pereció;
ahora, por misericordia del redentor,
el hombre que había perecido es liberado.
Aquel, por haber trasgredido la ley, perdió el paraíso,
éste, por la pasión de la Cruz, ha adquirido el mundo.
Aquel sucumbió a la muerte por comer del árbol prohibido,
éste, por el triunfo de la Cruz gloriosa, venció a la muerte.
Aquel, al reconocer su pecado, se escondió bajo un árbol,
éste, a causa de nuestros pecados, fue elevado en la Cruz.

Entonces por la falta de comer del árbol prohibido,
se enfrió el sol al mediodía;
ahora, en la manifestación de la santa Cruz,
al medio día, se esconde el sol.
Entonces, el hombre que no guardaba el precepto,
fue expulsado del paraíso;
ahora, el malhechor que confiesa a Cristo como Señor,
es introducido en el paraíso.

Por esto, humildemente te rogamos y suplicamos,
Padre clementísimo,
que por el signo admirable de la ínclita Cruz
y por el admirable reino de nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
nos permitas celebrar con espiritual alegría y equilibrado gozo
este día, en que conmemoramos la festividad de su Cruz,
y, junto con las alabanzas de los coros celestiales,
admitas la pequeñez de nuestras voces,
mientras repetimos humildemente:
Santo, santo, santo…
 
Santo y bendito es en verdad
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que por nuestros pecados
se entregó en manos de los impíos
para ser crucificado.

Él, por nosotros, extendió sus propias manos en la Cruz.
Él, por el misterio de la Cruz rechazó
a los principados y autoridades contrarias,
y clavando en la misma Cruz
los pecados de todo el género humano,
se ofreció a ti como víctima inmaculada
y a nosotros, sus humildes siervos, nos mandó
que, en su memoria, le ofreciéramos sin cesar
Cristo Señor y Redentor eterno,
la noche en la que fue entregado…

Recordamos, Padre todopoderoso,
y mantenemos con toda fidelidad lo que recibimos:
el inefable misterio de la natividad de nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
el admirable triunfo obtenido en la Cruz destruyendo a la muerte,
y la gloriosa ascensión a los cielos después de su Pasión en la Cruz.

Creemos también en el inmenso e inefable,
coeterno y consustancial origen de ti y de tu Hijo;
al que confesamos igualmente como el que ha de venir
como juez de vivos y muertos.

Por esto te pedimos, tremendo y clementísimo Padre,
que santifiques y bendigas por el signo de la Cruz,
esta víctima que te ofrecemos
como cuerpo y sangre de tu Hijo;
recíbela y acéptala en el signo de la Cruz,
distribúyela, benévolo, y concédela, benigno
a nosotros, tus siervos,
que hemos sido signados con el signo de la Cruz.

R/. Amén.

Concédelo, Señor santo,
que creas todas estas cosas para nosotros, indignos siervos tuyos,
y las haces tan buenas, las santificas, las llenas + de vida
y nos las das, así bendecidas por ti, Dios nuestro,
por los siglos de los siglos.

R/. Amen.

 

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2 comentarios en “Yo soy la puerta de las ovejas

  1. Que plegaria más valiosa y enriquecedora..
    ¿Cómo agradecer el poder saborear estas joyas de nuestra querida Liturgia Hispana?
    Pidamos de una manera especial por todos los hermanos que nos sintamos llenos de paz a la sombra de la Cruz.

  2. Gran anáfora. Grandísima.
    Los dos Adanes.
    Aquel y éste.
    Entonces y ahora.
    Y lo bueno es que ahora es hace dos mil años. El ahora que fue y que es hoy cada día desde el «entonces de ahora», el triunfo del nuevo Adán.

    Recitada, mejor cantada, con dos melodías: entonces-aquel, primera melodía en tono menor (triste), ahora-éste en tono mayor (alegre y triunfal).

    Cruz de mayo, de flores.

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