Ordena tu hogar.-
No es difícil que una casa se desordene:
algunas tazas sucias aquí, algo de ropa sin doblar allá,
esos zapatos que no te has puesto en años,
eso otro que podrías necesitar algún día…
y de repente, tu casa es un desastre.
Saca tiempo habitualmente para deshacerte de lo que no necesitas
o no traiga felicidad a tu vida.

Escribe las fechas en tu AGENDA…
la memoria es una facultad que se olvida.

Revisa regularmente tu despensa y refrigerador
en busca de artículos viejos o vencidos.
Dona ropa, juguetes y libros que ya no utilices.
Deshazte de los utensilios de tu cocina que ya no utilices.

La lista puede seguir para <ordenar y simplificar>.

Estamos convocados para la FORMACIÓN mensual
el día 15 de octubre, sábado, 12 h. en el salón <Juan Pablo II>
de la parroquia de La Concepción, c/ Goya 26 Madrid
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Icono de Cristo Maestro: <Unus enim est Magister vester>
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Celebraremos la fiesta del Maestro y Profeta del Padre
hacia finales del mes de octubre;
en ella tenemos la asamblea general
de la Asociación Hispano-mozárabe <Gothia>.
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¿Bautizar a los niños?
“La Iglesia mantiene desde tiempos inmemoriales el Bautismo de los niños.
Para ello hay una única razón:
antes de que nosotros optemos por Dios, Dios ya ha optado por nosotros.
El Bautismo es, por tanto, una gracia, un regalo inmerecido de Dios,
que nos acepta incondicionalmente.
Los padres creyentes que quieren lo mejor para su hijo,
quieren también el Bautismo,
en el cual el niño es arrancado del influjo del pecado original y del poder de la muerte.
El Bautismo de niños supone que los padres cristianos
educan al niño bautizado en la fe.
Es una injusticia privar al niño del Bautismo por una liberalidad mal entendida.
Lo mismo que no se puede privar al niño del amor,
para que después pueda él mismo decidirse por el amor,
sería una injusticia si los padres creyentes privaran a su hijo de la gracia de Dios
recibida en el Bautismo.
Así como todo ser humano nace con la capacidad de hablar,
pero debe aprender a hablar,
igualmente, todo hombre nace con la capacidad de creer,
pero debe aprender a conocer la fe.
No obstante, no se puede imponer el Bautismo a nadie.
Si se recibe el Bautismo de niño,
hay que «ratificarlo» después personalmente a lo largo de la vida;
es decir, hay que decir «sí» al Bautismo para que este dé fruto”.
(YouCat)