“ La antigua Israel no vio a Dios,
pero nosotros observamos la gloria del Señor
mediante la persona que nos ha sido revelada.
Y mediante el uso de nuestros sentidos corporales
percibimos su viva imagen en todas partes.
A través de ella santificamos el primero de los sentidos,
pues el primero de entre los sentidos es la vista,
del mismo modo que
a través de las palabras del Señor
santificamos el oído.
Pues el icono es un recordatorio.
Lo que el libro es para aquellos que han aprendido a leer,
el icono es para los que no.
Y lo que palabra es para el sentido del oído,
el icono es para la vista.
Estamos unidos a el mediante nuestro intelecto.”
(San Juan Damasceno, Oraciones sobre los Santos Iconos, I.16-17)




