Hay un elemento litúrgico que recorre toda la Cincuentena pascual y que es un magnífico signo de la unidad del tiempo pascual en cuanto celebración de la Redención. Cada día se recita tres veces en la misa, en forma de diálogo entre sacerdote y coro:
«Vicit leo de tribu Judá, radix David. Alleluia.
Qui sedes super Querubin, radix David, Alleluia».
El león de Judá es una figura bíblica (Gen 49, 9-10); Is 11, 1-10), que representa proféticamente a Cristo y a su obra redentora como victoria total (Apoc 5,5). Cristo, león de Judá, es el único capaz de abrir el libro cerrado con siete sellos según la visión de San Juan. Ahora bien, en esta acción se ha visto la obra redentora de Cristo que se extiende a los misterios de la vida de Cristo desde la Encarnación hasta la Ascensión.
Más aún: aquí se cumple toda la Historia de la Salud. Según San Ildefonso, Cristo abrió con sus misterios los sellos del libro del Antiguo Testamento, cumpliendo lo que aquí se significaba por medio de esos misterios. Por eso, esta Antífona expresa magníficamente cada día lo que realmente se celebra en el tiempo pascual: el cumplimiento de las figuras de Redención y la coronación de la Historia de la Salud, recapitulada en los grandes misterios redentores de Cristo.
El tiempo pascual en la liturgia hisp.
Pablo Martínez Saíz
Univ Pont Salamanca,
Instituto Superior de Pastoral
Madrid 1969