En casa o en la iglesia, en todo lugar,
hay que pedir al Espíritu
superar la tentación de la acedia
y respirar, calma, lenta, profundamente,
orando en el nombre del Señor Jesús.
El cordón en nuestra muñeca
es signo de esperanza en nuestro camino
hacia la patria donde alabaremos
con toda la Iglesia, y de todo corazón,
al Dios tres veces Santo.







SANTO DEUS SANTO FORTE IMORTAL TRISAGIO