Cuaresma: puntos para la reflexión

P. Diego Figueroa Soler. Presidente de la Asociación Hispano-Mozárabe "Gothia"

P. Diego Figueroa Soler.
Presidente de la Asociación Hispano-Mozárabe «Gothia»

7 PUNTOS A TENER EN CUENTA PARA VIVIR ADECUADAMENTE LA CUARESMA

1. La Palabra de Dios. Es así de sencillo: la Cuaresma no es Cuaresma sin la Palabra de Dios, porque es Dios el que nos habla para que convirtamos nuestro corazón al suyo. Por eso, leer la Palabra de Dios requiere un tiempo fijo cada día, el tiempo que funda el día, que le da sentido a lo que voy a vivir y a cómo voy a acogerlo. Si no sabes por dónde leer, no lo dudes: las lecturas de la misa son la guía excelente, “lámpara para mis pasos” , que escuchar con fe.

2. Los catecúmenos. Ahora mismo hay gente que está preparándose intensamente, con gran emoción, para recibir el bautismo en la Pascua. La Iglesia se prepara para dar a luz nuevos hijos en la Vigilia Pascual. Oremos, pues, por ellos, que serán nuestros queridos hermanos, cerca o lejos; cada vez que entres en una iglesia, acuérdate de los que van a entrar pronto en la Iglesia.


3. Es tiempo de pedir perdón por los pecados. Pide perdón por los tuyos confesándote, no de manera rutinaria, vanidosa, sino con gran humildad y profundidad en la preparación, para que descubras el poder transformador de la misericordia de Cristo. Pide perdón en la oración también por los pecados ajenos, para experimentar la comunión de la Iglesia y con toda la humanidad.

4. Haz oración cada día. Pero hazla en silencio: no te hinches a hablar y hablar. Más bien al contrario, déjate hacer y ayudar por el Espíritu Santo y la Palabra divina. Sin la oración, la conversión no es profunda sino superficial, no dará frutos más allá de la impostura. Reza como el que come algo delicioso, saborea cada palabra, cada silencio, sin buscar rápidos resultados, sino valorando el ser hijo. Por eso, elige bien cómo, cuándo y dónde. Lo demás, corre de cuenta de Dios…

5. Da limosna. De buena gana, da de lo que tienes, comparte no sin mirar al que le das, porque si miras bien, descubrirás a Cristo en aquel al que ayudas. Así, tu fe ayuda a tu amor. Reconoce en esa caridad un fruto humilde del amor de Dios hacia ti, que te da de su amor para que llegue a todos. ¿Qué puedo dar, qué puedo ofrecer o compartir?

6. Ayuna. Sí, aunque no esté de moda. El miércoles de ceniza y el viernes santo, ayuna. No hagas una comida. Pero esta vez, no lo hagas por dieta, hazlo para sustituir ese alimento por una lectura o una obra de caridad. Estas cosas te harán estar fino, muy fino… para Dios. Y los viernes, abstente de comer carne. Recuérdalo desde por la mañana, pues no es un capricho, es que es el día que nuestra carne colgó del madero, y así lo llevamos en el corazón. Por cierto, hay mil cosas más de las que ayunar: la crítica, las redes sociales, la envidia, la vida cómoda, los gastos desmedidos, la vanidad, de querer llevar razón siempre…

7. No rehúyas la cruz. La Cuaresma es y nos lleva, como a Cristo, camino de la cruz. Por eso, cuando quieras elegir lo cómodo, lo fácil, lo que te agrada más, tu plan, tu gran idea… entonces, sonríe y recuerda a Simón de Cirene, coge la cruz que cambió su vida y cambia la tuya. La Cuaresma no se hace sin la cruz, pues la vida cristiana sin el poder de la cruz es magia, pero con la cruz es gracia que santifica y une con Cristo. Así nos lo recuerda un ejercicio precioso y propio de estos días: el Via Crucis .

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