De símbolo del pecado
a victoria de la gracia
Oh Dios,
que «quieres que todos los hombres se salven
y lleguen al conocimiento de la verdad» (cf 1 Tim., 2,4),
«habiendo hablado a nuestros padres
por medio de los profetas» (cf Hebr., 1,1),
cuando llegó la plenitud de los tiempos enviaste a tu Hijo,
el Verbo hecho carne, ungido por el Espíritu Santo,
para evangelizar a los pobres y curar a los contritos de corazón.
Retablo de la Colegiata de Klosterneuburg
Autor: Nicolás Verdun, siglo xii
Año de la Encarnación del Señor 2013
Breve introducción
Como reza en la inscripción fundacional Nicolás Verdun hacia el año 1181 terminó una de las obras de arte más famosas de la Edad Media realizada para la colegiata de Klosterneuburg. Según estimación profesional su trabajo pudo haber durado aproximadamente diez años. Entonces las placas de esmalte no formaban un retablo, sino un deslumbrante revestimiento del ambón. El Retablo de Verdun, tal como se conserva hoy, es famoso en todo el mundo.
No debe extrañarnos que la relación con Cristo se sirva de la ayuda de un método. Dios se comunica con el hombre respetando nuestra naturaleza y sus ritmos vitales. Por esto la espiritualidad cristiana, incluso conociendo las formas más sublimes del silencio místico, en el que todas las imágenes, palabras y gestos son como superados por la intensidad de una unión inefable del hombre con Dios, se caracteriza normalmente por la implicación de toda la persona, en su compleja realidad psicofísica y relacional.
La miniatura del Arca de Noé es exclusiva de la reforma emprendida en el siglo X por Magio, autor del Beato de San Miguel de la Escalada en el año 926, siendo el beato más antiguo de todos los conocidos. Su origen textual se encuentra en el ‘De arca Noe’, escrito en el siglo IV por Gregorio de Elvira, que Beato de Liébana introdujo como interpolación del libro II en el capítulo octavo, es decir, después de los mensajes a las siete iglesias de Asia Menor, con el fin de reagrupar las ideas expuestas precedentemente. En este capítulo, se expone el Arca de Noé como figura y símbolo de la Iglesia.
«La curiosidad –comentó el Papa Francisco – nos impulsa a querer sentir que el Señor está acá o allá; o nos hace decir: “Pero yo conozco a un vidente, a una vidente, que recibe cartas de la Virgen, mensajes de la Virgen”. Pero, mire, ¡la Virgen es Madre! Y nos ama a todos nosotros. Pero no es un jefe de la oficina de Correos, para enviar mensajes todos los días».
“Estas novedades – afirmó el Papa – alejan del Evangelio, alejan del Espíritu Santo, alejan de la paz y de la sabiduría, de la gloria de Dios, de la belleza de Dios”.
Porque “Jesús dice que el Reino de Dios no viene para atraer la atención: viene en la sabiduría”.
S. Braulio, obispo de Zaragoza, ya decía algo parecido en el lejano siglo VII.
La Asociación de Profesionales Independientes de la Arqueología de Asturias organizó, entre otras actividades dedicadas a la Cámara Santa y su tiempo, una celebración de la Eucaristía en RitoHispano en la iglesia de San Julián de los Prados que tuvo lugar el sábado 16 de noviembre […]
El interés de esta carta no es el agradecimiento debido a los organizadores por la feliz idea de permitirnos participar del Misterio Cristiano en el mismo lugar, del mismo modo y con los mismos textos que quienes levantaron tan singular templo. Tampoco es caso de ensalzar la hermosura de las palabras y la elegancia de la celebración llevada a cabo por los celebrantes (y, de modo eminente, por don Manuel), que nos unieron en la oración, más allá de la distancia temporal, a aquellos miemos fieles. No es tampoco la ocasión de encomiar la gran afluencia de pueblo a este magno acontecimiento, pueblo que participó plenamente, haciéndonos sentir cómo el rito primigenio asturiano es tan “participativo” como la liturgia romana moderna (podría decirse que mucho más, ciertamente). Todas estas cuestiones, que fueron importantes, quedan en un segundo plano ante la realidad de lo que ocurre y ocurrió.
Ayer, al finalizar la Misa en Rito Hispano, se bendijo el Icono que ha sido donado por su autora para Gothia.
Cristo desnudo, humillado en la muerte se alza del sepulcro y tiene a la espalda la cruz y muestra las llagas gloriosas en sus manos y costado . La sangre derramada que muestra la vida entregada como Sacerdote y Cordero de Dios.
Los ángeles de la Luz y de la Paz acompañan y contemplan la escena como signo de la Iglesia que adora y, a la vez, signo y anuncio de la presencia activa del Padre .






