Del Magisterio litúrgico de Juan Pablo II: Spiritus et Sponsa, n. 6

cristo muerto T peña…conviene verificar el camino realizado.

Ya en otras ocasiones he sugerido una especie de examen de conciencia a propósito de la recepción del concilio Vaticano II

(cf. Tertio millennio adveniente, 36).

Ese examen no puede por menos de incluir también la vida litúrgico-sacramental.

«¿Se vive la liturgia como «fuente y cumbre» de la vida eclesial, según las enseñanzas de la Sacrosanctum Concilium?».

 El redescubrimiento del valor de la palabra de Dios, que la reforma litúrgica ha realizado, ¿ha encontrado un eco positivo en nuestras celebraciones?
¿Hasta qué punto la liturgia ha entrado en la vida concreta de los fieles y marca el ritmo de cada comunidad?
¿Se entiende como camino de santidad, fuerza interior del dinamismo apostólico y del espíritu misionero eclesial?

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