

¿Están de moda las “obras de misericordia”?
Ante esta situación, el lema en cada hogar cristiano podría ser:
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AUDICIÓN:
Versión mozárabe del Padrenuestro en español (1960):
Te Deum laudamus
(versión española antigua
de Hernán Pérez de Guzmán)
A tí adoramos. Dios,
á tí, Señor, confessamos,
á tí, Padre eterno, nos
y toda la tierra honrramos.
Quando bien consideramos
la gloria y magnificencia,
tu justicia y tu clemencia,
siempre te glorificamos.
La natura angelical,
el cielo y las potestades,
de concordes voluntades,
te loan, Dios eternal.
¡O Padre celestial!
tu gloria y ‘ gran potencia
para loar tu clemencia
no basta lengua humanal.
A tí loan cherubines,
y con gran ardor te llaman,
y los santos serafines,
nunca cesando, proclaman.
Santo, Santo, Santo llaman.
Dios, de las huestes Señor,
de cuya gloria y valor
cielos y tierra se inflaman.
Assí el coro glorioso
de apóstoles notable,
el número venerable
de profetas muy gracioso;
el exercicio gozoso
tu venida annunciando,
el coro que triunfando
te vido muy virtuoso.
Assí la clara milicia
de mártires da loor,
porque contra la malicia
del cruel perseguidor,
diste costancia y vigor
Á sofrir grande crueza;
que la humana flaqueza,
¿que vale sin tu favor?
A tí la Yglesia santa
confiessa, y toda la tierra,
que medida no encierra.
Padre, tu Majestad tanta.
Honora, predica y canta,
tu Hijo con dulce canto,
con el Espíritu Santo
inflamado se leuanta.
Tú, Cristo, Rey de la gloria,
tú, Hijo del Padre eterno,
a tí sea con sempiterno
honor, virtud y victoria.
Señor, tu dulce memoria
infunde en los coraçones
de los fieles varones,
y cesse toda otra ystoria.
Tú, Señor, tanto quesiste
librarnos de daño y mal,
qu’ el útero virginal
y santo, no aborreciste.
Por nos sainar, descendiste
del tu trono glorioso;
¿quién podrá, Ihesú precioso,
regraciar quanto heciste?
Tú á la muerte venciste,
y á los qu’ en tí creyeron
y tu ley obedecieron ,
el rey no del cielo abriste.
Señor, tú nos redemiste
sin nuestro merescimiento;
tu passion, cruz y tormento,
fué gozo del pueblo triste.
Tú á la diestra assentado
del Eterno Padre estás,
y créesse que vernás
á Juzgar de lo passado,
condenando el culpado
y al justo dando gloria,
apartando la escoria
del oro puro cendrado.
Pues, Señor, dulce, gracioso
tus sieruos por que espargiste
tu santo sangre precioso,
acorre como acorriste;
acuérdate que dexiste:
llamad, y abriros hé;
demandad, yo vos daré:
cumple lo que prometiste.
Y serán remunerados
en la eterna alegría,
con la santa compañía
de tus electos amados.
Y serán nuestros pecados
vencidos por tu clemencia,
pues no basta penitencia,
¡tanto somos celerados!
Salua tu pueblo, Señor,
bendize tu eredad,
rígelos con piedad,
ensálçalos con amor.
Pues eterno es tu valor,
eterna sea tu gracia,
ca bien breue nunca sacia,
ni el finito fauor.
Todos dias bendezimos
tu nombre y lo alabamos,
todo aquel tiempo perdimos
que en esto nos empleamos:
solamente aquel ganamos
que loamos la tu gloria,
y á tí, Rey de victoria,
nuestras culpas confessamos.
Digna, Señor, este dia
de pecados nos guardar,
plaziéndote de contar
vn dia por toda vía.
Pues continúa su porfía
el diablo y su maldad,
tú, Señor, por tu bondad,
sey nuestra continua guía.






