El buen pastor
El Señor es mi pastor, nada me falta.
En verdes praderas me hace recostar,
me conduce hacia las aguas tranquilas
y conforta mi alma;
me guía por senderos de justicia
en gracia de su nombre.
Aunque pase por valle tenebroso,
ningún mal temeré, porque tú vas conmigo,
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Tú preparas ante mí una mesa
frente a mis adversarios;
unges con óleo mi cabeza,
rebosante está mi copa.
Sí, dicha y gracia me acompañarán
todos los días de mi vida;
mi morada será la casa de Yahvéh
a lo largo de los días.
Nada me falta.
Lo tengo todo, pues.
¿Por qué desconfío?
¿Dónde está la cresta de mi debilidad?
Bautismo
Sí .
Por el bautismo he sido confiado
a Dios, a sus caricias
y la infinita calma de su amor
Protección
Su brazo me sostiene.
Su mano me acaricia.
Su aliento me conforta.
Eucaristía
Y tengo el alimento para el alma
con que gozar de amor
y sorprender el ritmo de mi vida
En gracia
Sólo mi voluntad es requerida.
Me pide un sí, agradece
cualquier insinuación que yo le haga
y la convierte en fruto permanente.
Jaime Noguera, candidato al diaconado en Madrid