«Aunque en nuestro tiempo no faltan quienes estiman
que «están al día» sólo si pueden presentar «novedades»
a veces extravagantes,
o inventar formas arbitrarias de celebraciones litúrgicas,
los sacerdotes del clero secular y regular
preocupados por el verdadero bien de los fieles,
sepan que en la fidelidad generosa e inamovible a la voluntad de la Iglesia,
expresada en sus directrices, normas y estructuras,
está el secreto del éxito pastoral duradero y santificador.
Lo que se aparta de esta línea,
aunque en apariencia sea atrayente,
termina por crear desorientación en los fieles
y hace que el ministerio sacerdotal languidezca y se torne estéril»
(Instrucción Actio pastoralis, n. 11).
			
					
							
			
					
							
			
					
							
			
					
							
			
					
							
			
					
							
			
					
							
			
					
							
			
					
							
			
					
							
			
					
							
			
					
							
			





