La solemnidad de Todos los Santos

apertutodosLa solemnidad hodierna de Todos los santos nos lleva a evocar y, consecuentemente, a construir la comunión: “la comunión de los santos”. Existe una comunión de vida entre nosotros los que creemos en  Cristo y nos hemos incorporado a Él por el Bautismo y participamos de la liturgia de “las cosas santas”. Nos hacemos santos no por nuestro esfuerzo sino por la comunión con la santidad de Dios. En medio de un mundo en el que campea a sus anchas el príncipe de la mentira nosotros, contra corriente, remamos mar adentro fiados en la verdad del Reino. Es más, en la verdad del Rey. Y es que, autenticidad, se puede traducir en cristiano por santidad.

 

La “comunión de  los santos” es una gran familia. Tan grande que nadie podría contar, de toda lengua y nación –como dice el libro de la Revelación- donde caben todos los que quieran vivir de acuerdo con las Bienaventuranzas. Ellos son dignos de ser recordados en la gran, la única conmemoración del Acontecimiento de Cristo, centro de la historia. El Santo ha tomado nuestra carne en santa María para hacerse familia de los hombres: para hacer la comunión de los santos. En esa comunión encontramos el sostén de Dios y el apoyo de los de nuestra propia carne.

Esta relación entre todos los santos, la comunión, supera la muerte. La idea de recordar esta relación en el culto nació en Oriente allá por siglo IV. El recuerdo de los mártires estaba relacionado con Pentecostés. El papa Bonifacio IV dedicó el templo romano de “Todos los dioses” (Panteón) a “María y todos los mártires” en el 610 (13 de mayo). Por razones prácticas –la mejor atención a los peregrinos fuera de las fiestas pascuales- el papa Gregorio IV –en 840- trasladó la fiesta al comienzo de Noviembre –tras las labores de la cosecha. Esta celebración –precedida de una vigilia- recibiría en el ámbito inglés la denominación «All Hallow’s Even» (Vigilia de todos los Santos). La evolución fonética daría el vocablo «halloween» que se ha introducido entre nosotros con resabios paganos y confundiendo, además, la conmemoración de los santos con la de los muertos. De hecho, la conmemoración de los difuntos se fijaría en la Iglesia hispana el lunes después de Pentecostés (S. Isidoro, siglo VII) y en la tradición benedictina de Cluny el 2 de noviembre (s. X). Esta memoria se extendería a toda la Iglesia con la adopción del Rito romano.

Hace ahora diez años la Conferencia Episcopal de Francia publicó un comunicado para explicar el sentido y la relación de las fiestas de Todos los Santos y del día de los Difuntos.

«A lo largo del año, la Iglesia católica celebra a los santos que ha canonizado oficialmente y que presenta como modelos y testigos ejemplares de la fe», recuerda el texto. Con la fiesta del 1 de noviembre, día de Todos los Santos, la Iglesia desea «honrar a los santos «anónimos» –mucho más numerosos– que con frecuencia han vivido en la discreción al servicio de Dios y de sus contemporáneos». Es esta la fiesta de «todos los bautizados, pues cada uno está llamado por Dios a la santidad».

El 2 de noviembre, día de oración por los difuntos, recuerda que «la muerte es una realidad que se puede y que hay que asumir, pues constituye el paso en el seguimiento de Cristo resucitado».

 

Manuel González, Pbro.

Un comentario en «La solemnidad de Todos los Santos»

  1. Deus criou-nos para sermos felizes e gozarmos por toda a eternidade.
    A felicidade que brota da comunhão com ELE é a SANTIDADE.
    FESTA DE FAMILIA

    FIEIS DEFUNTOS : aqueles que foram fiéis ao PAI e partiram à nossa frente

    SANTOS: aqueles que sendo iguais a qualquer um de nós (pecadores) viveram neste mundo O IDEAL das BEM AVENTURANÇAS(CÓDIGO DA SANTIDADE)

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