El séptimo día antes de la vigilia de Navidad acostumbramos a cantar en el Magníficat a la hora de Vísperas, unas solemnes antífonas que empiezan todas con la vocal “O”.
El ordinario de Autun, que Amalario menciona en su libro De ordini Antiphonarii, cap XIII, añade una octava antífona O Virgo virginum. Durando (Libro VI, cap XI), escribe que en algunas Iglesias se cantan nueve, añadiendo, por tanto, dos más, es decir, una referente a la Virgen […].
También en algunas Iglesias cantan doce, que significan los doce profetas, que anunciaron la venida de Cristo), dice también Durando. En realidad son doce las que contiene el antifonario del papa San Gregorio, editado por Tomasi.
Según el Ordo Romanus, desde la fiesta de san Nicolás hasta el día anterior al nacimiento del Señor se cantan estas antífonas, O Sapientia, durante el oficio matutinal en el momento del Benedictus […]. Pero en el antifonario de Gregorio Magno están señaladas para la hora de Vísperas. En el responsorial y en el antifonal de la Iglesia Romana editado por Tomasi sólo se incluyen siete antífonas para recitar con el Benedictus, comenzando, en efecto desde la fiesta de san Nicolás y acabando en la fiesta de santa Lucía.
La costumbre no era que se cantaran de una manera sencilla sino con absoluta solemnidad. Y, en efecto, en el ordinario de Tours se “triunfaban”, es decir, se repetían tres veces. Solían ser entonadas, en el coro, por las principales dignidades. (Advierte que el tiempo de Adviento se cantan siete antífonas solemnemente a la hora de Vísperas, dice el ordinario de Nimes:
la primera de las cuales es O Sapientia, que entona el Obispo el día de San Lázaro.
La segunda es O Adonai, que entona el arcediano de Nimes.
La tercera es O radix Jesse, que entona el Arcediano segundo.
La cuarta O clavis David, que entona el Cantor.
La quinta es O Oriens, que entona el Ecónomo.
La sexta es O Rex gentium, que entona el Magistral.
La séptima es O Emmanuel…
Durante estos ocho días, añade el ordinario de Autun, después de las Vísperas…, el coro se dirige al refectorio en procesión, precedido por dos ceroferarios. Entre tanto va tañendo la campana mayor. En el refectorio se da una bebida de néctar y vino.
Edmond Martène (1654 -1739)
De antiquis Ecclesiae ritibus
Libro IV, cap. X, 34-36