
Hoy rezamos:
Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos,
Piedra angular de la Iglesia,
que haces de dos pueblos uno solo,
¡ven
y salva al hombre que formaste del barro de la tierra!

Cuando san Agustín explica el Padrenuestro y llega a la parte donde se pide que venga el reino de Dios, medita y señala que el reino de Dios va a venir algún día, lo queramos o no, lo pidamos o no. El reino vendrá. Por eso san Agustín se pregunta sobre el sentido que tiene esta petición. Y dice que lo que pedimos es que, cuando venga este reino de Cristo, que podamos ser hallados dentro de él, no fuera por nuestros pecados y rebeldías, sino en su interior. Así seremos bienaventurados al poder recibir con plenitud lo que significa este reino, es decir, que Dios reine, gobierne en nuestras vidas y nos haga felices. De hecho, la felicidad del hombre está en Dios, como señala el mismo san Agustín: “Nos hiciste para ti y nuestro corazón esta inquieto hasta que descanse en ti”
(Confesiones 1, 1):
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¿Recuerdas la historia del petirrojo?
¿Por qué su imagen se difunde en estos días de Adviento y Navidad?
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Hoy pedimos al Santo Espíritu el don de Piedad y la virtud de caridad.
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Reserva en tu agenda estos días de enero:
2 para ir a San Francisco el Grande (18 h)
8 para el encuentro con el monje-obispo Erik Varden (12 h).



