Ad pacem
Oh Dios todopoderoso,
que nuestra alma se dilate en una paz duradera
y nuestro cuerpo te obedezca por la sobriedad de la abstinencia,
de modo que sirviéndote ambos con fidelidad
sean recompensados con el don de tu amor.
R/. Amén.
Concédelo, oh Dios,
por el autor de la paz y del amor,
nuestro Señor Jesucristo,
con el cual eres una sola e igual esencia
en la unidad del Espíritu Santo que reina,
Dios, por los siglos de los siglos.
R/. Amén.



