ORACIONES CONCLUSIVAS para la Oración universal de domingos, solemnidades y fiestas

Domingo I de Adviento

Acoge nuestras súplicas, Señor: 

y concédenos, entregar nuestra vida a Cristo, 

redentor y juez de nuestras almas. 

Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

 

Inmaculada Concepción de B.V.M.

Oh Dios, escucha nuestras oraciones

y haz que, con el ejemplo de la Virgen María ,

dócil a tu Espíritu,

aprendamos a llevar a Cristo a nuestros hermanos

y a glorificarte con la santidad de vida.

Por Cristo nuestro Señor.

 

Domingo II de Adviento

Oh Dios, que en tu Hijo,

has cumplido la promesa de la salvación

anunciada por los profetas,

escucha nuestras oraciones

y concede a tu Iglesia proclamar abiertamente,

hasta los confines de la tierra,

tu amor de Padre.

Por Cristo nuestro Señor.

 

Domingo III de Adviento

Dios, Padre nuestro,

que escuchas las oraciones de tus hijos,

haznos dóciles a la voz de tu Espíritu,

para que reconozcamos al Redentor que viene

y nos alegremos de la salvación que obra en nosotros.

Por Cristo nuestro Señor.

 

Domingo IV de Adviento 

Oh Padre, que en la plenitud de los tiempos

nos has enviado a tu Hijo Jesús,

nacido de la Virgen María , para reconciliarnos contigo,

acoge nuestras oraciones

y acrecienta en nosotros la voluntad de prepararnos

con la oración y con las obras de justicia

a la venida del Señor entre nosotros.

Él que vive y reina por los siglos de los siglos

 

Natividad del Señor

Eterno Padre,

que has puesto en la Virgen María

el trono real de tu Sabiduría,

escucha nuestras voces: por su intercesión

ilumina a la Iglesia con la luz del Verbo de la vida,

para que en el esplendor de la verdad

camine hasta el pleno conocimiento

de tu misterio de amor.

Por Cristo nuestro Señor

 

Fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José

Padre santo,

que por una disposición admirable,

quisiste que tu Hijo naciera de una mujer

y le estuviera sometido,

concédenos un conocimiento vivo

y penetrante del misterio

de la encarnación del Verbo,

para imitarlo en su vida escondida

hasta el día en que, guiados por la Virgen Madre ,

entremos exultantes en tu casa.

Por Cristo nuestro Señor.

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