Es digno y justo, necesario y saludable
darte gracias siempre,
Dios eterno y todopoderoso,
por Jesucristo, tu Hijo y Señor nuestro.
El cual, ayunando,
obtuvo un glorioso triunfo sobre el diablo
y con su ejemplo
mostró a sus soldados la forma de luchar.
El Dios y Señor de todo
ayunó cuarenta días y cuarenta noches,
mostrando que el Dios verdadero
había asumido la naturaleza humana
y reparando con su ayuno
lo que perdió Adán comiendo.
Atacó el diablo al hijo de la Virgen,
ignorando que era el Unigénito de Dios.
Y aunque con su antigua astucia
y con las mismas mañas
con que hizo caer al primer Adán
pensaba seducir también al segundo,
no pudo sin embargo salir con su empeño,
ni ningún tipo de engaño valió
para tan esforzado paladín.
Ayunó cuarenta días y cuarenta noches
y al final sintió hambre,
aquél que, a lo largo de cuarenta años,
alimentó abundantemente a las multitudes
con pan del cielo.
Éste es el que confiado en su propia fuerza
luchó con el diablo,
el príncipe de las tinieblas:
y, una vez vencido,
exaltó hasta el cielo el trofeo de la victoria.
Por esto, todos los ángeles y arcángeles
no cesan de alabarte, diciendo:
Santo…
Santo y bendito es en verdad
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que recompensa la vida de los abstinentes
y la conversión de los arrepentidos,
él que es nutrimento de los que ayunan
y pan inagotable de los ángeles.
Ahora pues, oh Dios Padre,
ya que él es aquél
por quien se da comida a los hambrientos,
te pedimos y rogamos que por é nos concedas
que podamos complacerte por medio del ayuno
y te ofrezcamos como es debido
el sacrificio de nuestra abstinencia.
Cristo Señor y Redentor eterno, el cual la noche…
Señor, al presentarte la ofrenda de este sacrificio,
acoge el ayuno que humildemente te ofrecemos,
santifica esta oblación
y con la fecundidad de tu bendición
repara la aridez de los que participarán de ella.
R/. Amén.
Concédelo, Señor santo,
pues creas todas estas cosas para nosotros,
indignos siervos tuyos, y las haces tan buenas,
las santificas, las llenas + de vida,
las bendices y nos las das,
así bendecidas por ti, Dios nuestro,
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
Benedictio
Dios, de quien procede una copiosa misericordia,
por el ayuno os purifique interiormente.
R/. Amén.
El que no conoce alteración en su divina naturaleza,
con goces espirituales conforte vuestra debilidad.
R/. Amén.
Que vuestros corazones tengan hambre y sed
de aquél a quien se dirigen las plegarias
de vuestra abstinencia.
R/. Amén.
Os lo conceda la misericordia de aquél,
que en Trinidad, un solo Dios,
vive y reina por los siglos de los siglos.
R/. Amén.





