Oremos con este Post-sanctus de la liturgia hispana del segundo domingo De cotidiano:
“Verdaderamente santo,
verdaderamente bendito
es nuestro Señor Jesucristo tu Hijo:
El es la fe de los patriarcas,
la plenitud de la ley,
el esplendor de la verdad,
la predicación de los profetas.
Él es el maestro de los apóstoles,
el padre de todos los creyentes;
es él el sostén de los débiles
y la fuerza de los enfermos,
la redención de los prisioneros,
la herencia de los redimidos,
la salud de los vivos
y la vida de los moribundos.
El es el verdadero sacerdote de Dios,
el que instituyó la nueva ley del sacrificio,
él mismo se ha ofrecido como víctima agradable
y nos ha ordenado que lo ofrezcamos,
Cristo nuestro Señor y Redentor”.